“Toda
la vida mamá me enseñó que lo que realmente cuenta es el amor (…) el amor más
allá de la sangre”.
Sandra
Lorenzano (2015).
A las 8
horas con 30 minutos de la noche, un 10 de mayo de 1990, comenzó mi travesía por
este mundo. Mi mama no me parió en la camilla de un hospital. Nací en una casa
del Barrio San Cristóbal de Managua. Mi parto fue atendido por mi mama conchita
(Q.E.P.D), mi abuela materna, con harta experiencia en este oficio. Y así, fue
posible llegar a los brazos de mi mama.
Han
transcurrido 27 años de vida en los que he acumulado experiencias que me han
enseñado a resistir muchas adversidades, sin perder las energías para sonreír.
No todo
ha sido color de rosa, pero tengo mucho que celebrar y que agradecer en este
andar por la vida. Salir del armario por ejemplo. Enfrentar el miedo,
autonombrarme, encontrarme con el feminismo y asumir la homosexualidad como una
apuesta política.
El
feminismo me enseñó que “es sano salir del armario”, como lo relaté en una
entrada de mi blog, asimismo, que “lo personal es
político”, tal y como lo dice Kate Millet.
Cumplir
27 es una reafirmación de compromiso sobre el sentido de esta vida que vivo. Un
compromiso de rebeldía permanente frente a toda forma de opresión. Un
compromiso con un activismo feminista, cuerpo a cuerpo. Un compromiso de
entretejer redes de solidaridad porque “soy más cuando canto con vos” como dice
la mera chocoyita Gaby Baca.
Estoy
muy agradecido por todos los gestos de cariño recibidos por motivos de mi
cumpleaños. #MeSientoDichoso que sean parte de la red de mi vida y que me
permitan compartir tanto con ustedes.
Celebro
llegar a los 27 años, rodeado de personas que inspiran, que emanan complicidad
feminista para hacer que los espacios en los que interactuamos, sean más justos.
Mi palpite de cumpleaños es que los caminos del feminismo me enseñando
mucho ¡Gracias por estar en la red de mi
vida!