Me obsequiaron el libro "El animalero" de Humberto Ak´abal, poeta Guatemalteco. Una de estas noches de abril descubrí estos versos:
Y te apagaste
Como llamita de candil
después de una noche de vela,
tus ojos fueron perdiendo luz.
Ya no había nada que ver.
Las campanas
dejaron volar
sus aves de duelo.
Y te apagaste.
Fotografía: Frank Hooker
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