Conocí
sobre la teoría queer [1] en el año 2011 cuando cursaba
quinto año de pregrado. En una ocasión un compañero de clase presentó dos
videos cortos con entrevistas a Beatriz Preciado, como parte de la asignatura
de ética periodística y psicología de la comunicación, con el interés de proponernos
un debate ético desde una mirada interseccional. Por su puesto que muchas/os
quedamos boquiabiertos, yo fui uno. Nunca había sido un tema discutido en otra
asignatura.
Reencontrarme
hoy en día con debates de la teoría queer en el marco de la maestría de perspectivas
de género y desarrollo, contribuyó en sobremanera a realizar un recorrido por
mi experiencia encarnada de mis encuentros y conflictos con esta propuesta
filosófica-política y para mí, terapéutica.
Primeros acercamientos
Ilustración: Eva Garrido.
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La
teoría queer llegó en un momento de incertidumbre. Por ello en ese primer
acercamiento la tomé como una terapia. A pesar que desde mis 6 años tengo
presente la fuerte atracción por cuerpos masculinos, uno de los grandes temores
que me acompañaban mientras iba creciendo era salir del armario, terror que se
trasladaba también en mis sueños.
Más
allá de la discriminación que ya sufría frente a la eterna sospecha de ser considerado
“cochón”, temía principalmente al mundo homosexual, donde la sobrevaloración de
la estética de los cuerpos, el privilegio de clase y el rechazo a lo femenino constituyen
también una realidad.
Construí
una sólida amistad con el compañero que llevó a nuestras aulas los
planteamientos queer, y esto me encaminó a conocer más sobre esta apuesta
provocadora y problematizadora.
Mi
amigo me compartía videos, libros, ensayos, revistas, blogs, para irme
empapando más teóricamente, y obviamente, había montón de términos, conceptos y
argumentos que no entendía claramente, razón por la que teníamos con frecuencia
encuentros para tertulear y profundizar en las reflexiones teniendo siempre presente
nuestras experiencias personales.
Los
planteamientos teóricos referentes a los cuerpos colocados en la periferia y
sus resistencias en una sociedad heternormativa que aniquila las diferencias,
comenzaron a convocarme desde mi posición de cuerpo gordo, con tetas,
feminizado, moreno, de clase media baja.
Tomé
lo queer como una manera de nombrarme públicamente, como una identidad de fuga.
A diferencia de mi círculo cercano de amistades, con otras personas no me salía
el valor de decir “sí, soy homosexual”.
Ante
las múltiples interrogantes que me hacían sobre mi orientación sexual, decía
que era queer, que no me encasillaba en ninguna opción sexual. También
respondía que me atraía la inteligencia de las personas, fuera hombre o mujer y
no lo que pudiera haber entre sus piernas, es decir, que un pene o una vagina
no hacía ni más ni menos interesante a nadie, esta reflexión derivada de un
diálogo de la película Martin Hache [2].
Me
parecía retador para mí mismo el intentar romper con las etiquetas que me
atribuían, no encasillarme en una categoría, además me fascinaba la idea de
dejar descolocados a los/as múltiples policías del género.
La literatura queer
Fui
adentrándome en lecturas de Judith Butler, Beatriz (Paul) Preciado y Coral
Herrera, principalmente. Me fueron suscitando muchos nuevos cuestionamientos a
la visión esencialista del género.
Recuerdo
a Beatriz (Paul) Preciado diciendo en una entrevista para la Televisión
Española [3] “antes que yo me definiera
fui definida justamente a través del insulto”, al ser interpelada
insistentemente sobre su orientación sexual, sobre ser lesbiana.
También
de Judith Butler tengo siempre presente sus referencias al género como un
performance, una teatralización y parafraseando varios de sus postulados en su
libro “El género en disputa” [4], tanto femenino o
masculino son adjetivos que caben en cualquier cuerpo.
De
Coral Herrera, no olvido su manifiesto de amores queer [5], que entre diversos puntos, destaca la apuesta
de un amor libre de la tiranía de la belleza y el fascismo del culto al cuerpo.
También
fui encontrando vínculos entre la literatura que llegaba a mis manos con los
planteamientos queer. “El retrato de Dorian Gray” [6] de Oscar Wilde, fue uno de
esos libros que me marcaron mucho y que amé en el momento que llegó a mí vida.
Me fue
significativo descubrir en uno de los diálogos la frase “definir es limitar”,
más aun viniendo de un escritor homosexual que fue sancionado en su época
porque su producción literaria era considerada como un atentado contra la moral
y las buenas costumbres.
“Definir
es limitar”, lo retomé mucho para politizar los cuestionamientos al ser hombre,
incluso el ser homosexual. También me fue útil retomarla para mis experiencias
eróticas. Este libro además me es representativo porque abre debates filosóficos
acerca de qué somos, cómo nos ven los demás y lo que en realidad queremos ser,
reflejado en ello el autor.
Otro
de esos libros que de igual manera tuve la oportunidad de leer en esta
temporada de fascinación queer, fue
Franskenstein [7]
de Mary W. Shelley, con él pude reflexionar sobre el rechazo y satanización de
lo que se considera diferente, encontrando mucho de mí vivencia entre las
páginas de esta historia.
Y más
recientemente “Por un chato de vino. Historias de travestismos y masculinidad
femenina” [8] de Raquel (Lucas) Platero,
una de esas lecturas que hacen revisitar nuestras experiencias encarnadas, no
para revictimizarnos, sino para poner en evidencia la perversidad que hay en
las sanciones sociales a la que son-somos sometidos los cuerpos indisciplinados
del género.
Registrando y compartiendo las
experiencias
Mi
proceso de sacudidas mentales con la teoría queer lo fui registrando desde un
blog al que llamé “La bitácora de Frank Hooker” [9], tomando la palabra a mi
amigo que ya tenía también su blog.
En mi
blog escribía sobre cada provocación queer así como intentos de pasar de lo
teórico a lo vivencial, y así compartir como el discurso pasaba por mi cuerpo “¿Por
qué soy hombre?”, “Empiezo a ser queer”, “La prueba de la hombría”, “Ni activo,
ni pasivo, ni versátil”, “Navi orgasmos”, “Encuentro con un heteroflexible”,
son solo algunos de los títulos de escritos que compartía en las redes
virtuales desde mi blog.
El cruce con el feminismo
A
pesar que compartía mucho de las causas feministas y que lo queer constituye
una propuesta postfeminista, no había tenido una oportunidad de adentrarme en
la reflexión feminista y llegó el momento.
Abracé
sus causas como lo hice con lo queer y todo lo que contribuía a mi proceso de
ser-estar de la manera que mejor me hiciera sentir. Comencé a replantear mi
resistencia a nombrarme públicamente homosexual y auscultar la necesidad de
politizar esta orientación sexual.
En uno
de los encuentros de los que sostenía con mi amigo, recuerdo que tertuleamos sobre el tema de que ser
homosexual (partiendo de nuestras experiencias) va más allá de nombrar con
quien tenemos sexo, que cargamos una historia de odio/rechazo hacia nuestra
existencia, que en el pasado y hoy en día, el sistema insiste en extinguirnos.
Hablábamos
que es una necesidad urgente reconocer que ha sido el feminismo como propuesta
política, desde donde se ha venido abriendo el camino de vindicar nuestra
existencia y que por tanto, es ineludible el nombrarnos, hacernos visibles
todos los cuerpos históricamente oprimidos.
Fue el
feminismo quien me interpeló que “lo que no se nombra no existe” y de esta manera
decidí perder el miedo y reconocerme como homosexual públicamente, como un
asunto político, una manera de visibilizar la existencia de cuerpos que el
sistema patriarcal coloca al margen y como resultado, desde las políticas
públicas somos excluidos, no somos reconocidos como sujetos de derechos. Precisamente,
desde la teoría queer esto corresponde a identificaciones estratégicas.
El
feminismo y la teoría queer me enseñaron que “Es sano salir del armario”, como
lo relaté en una entrada de mi blog.
Comenzaron
cambios. “La bitácora de Frank Hooker” pasé a nombrarla “La bitácora de un
homosexual”, además fui invitado a integrar la comunidad de blogueros/as denominada
“Políticamente Incorrecto” creando un espacio que llamé “Pláticas diversas”[10], sitios desde los que
propongo conversaciones sobre problemáticas que trastocan nuestras realidades,
con énfasis en temas LGBTI.
Activismo y Performance
Mi
activismo de calle se fue nutriendo y retomando la idea de los performances,
logrando también convocar otros cuerpos. Una iniciativa surgió en el 2013, con
la denominada “marcha de hombres en tacones” [11] en el marco de la marcha
del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, donde un grupo de hombres con
acompañamiento de La Corriente, intentamos hacer visible la responsabilidad de los
hombres en general, en la prevención de la violencia contra las mujeres así
como denunciar la violencia simbólica que se ejerce sobre las mujeres desde los
modelos estrictos de la estética femenina, en la que deben corregir sus
imperfecciones para tener una buena apariencia.
Otra
intervención performática ha sido la de interactuar en la marcha del 25 de
noviembre, Día Internacional de la No violencia contra las mujeres, con los
labios pintados en rojo, como una forma simbólica de convocar a otros hombres a
que nos involucremos más en la prevención/erradicación de la violencia
machista, porque las estadísticas reflejan que son desconocidos, cercanos a la
familia, parejas, ex parejas, líderes
religiosos, todos hombres, quienes están violando, agrediendo, acosando y
matando a las mujeres.
Fugas, resistencias y transgresiones que continúan
A raíz
de la clase sobre introducción a la teoría queer reconozco que tuve la oportunidad
de ampliar fuentes teóricas, conocer otras producciones audiovisuales con
temáticas queer, aclarar y ampliar conceptos que desde el autoestudio aun no
terminaba de entender (y que aun me proceso), nutrirme con los debates en clase e intercambiar a
profundidad con algunas de las compañeras, además, me parece elemental que se
me haya brindado un espacio para compartir mi experiencia de encuentros y
conflictos con la teoría queer desde mi vivencia personal, mi activismo virtual
y de calle.
Tengo
la convicción que el feminismo y lo queer continuará provocando más
cuestionamientos que seguramente seguiré registrando desde mi bitácora.
[1] Para ampliar más sobre la
teoría queer ver: La Teoría Queer: la de-construcción de
las sexualidades periféricas. Disponible en: http://www.revistasociologica.com.mx/pdf/6903.pdf
[5] Manifiesto de los Amores Queer. Disponible en: http://haikita.blogspot.com/2010/09/manifiesto-del-amor-queer.html
[6] El retrato de Dorian Gray. Disponible en: http://www.cva.itesm.mx/biblioteca/Files/Wilde_Oscar_-_El_retrato_de_Dorian_Gray1.pdf
[7] Franskenstein. Disponible en: http://www.hacienda.go.cr/centro/datos/libro/frankenstein%20o%20el%20moderno%20prometeo-libro.pdf
[8] Historias de travestismo y masculinidad femenina. Disponible en: http://www.ed-bellaterra.com/php/llibresInfo.php?idLlibre=1089
[11] ¿Por qué hombres con tacones el día de la mujer? Disponible en: http://frankhooker90.blogspot.com/2013/03/por-que-hombres-con-tacones-el-dia-de.html