Al finalizar el 2011 recibí del equipo técnico del Programa de Nuevos Liderazgos (PNL) del Centro Ecuménico Fray Antonio Valdivieso (CAV) un kit de materiales impresos y audiovisuales sobre un proceso de transformación psicosocial con enfoque holístico, del cual participé durante el 2010. Dicho proceso estuvo orientado a trabajar lo personal y luego lo colectivo. Y de esta forma reconocer y trabajar esas trabas que nos impiden dar pasos firmes en todos los espacios y procesos de nuestra vida.
Revisaba las “Memorias de talleres abiertos 2010 – 2011” y me animé a revivir la experiencia de uno de los módulos “Comunicación No Violenta” (CNV). El taller, en aquel entonces, fue impartido por Jorge Rubio, quien desde hace diez años es el principal promotor de la CNV en el mundo hispano parlante.
De esos aprendizajes que obtuve para transformar mi forma cotidiana de comunicarme con los/las demás, quiero compartir en teoría lo que encontré en las páginas de esta memoria abierta y poco a poco desaprendamos patrones de comportamiento marcados por la violencia. De paso, agradecer al equipo de facilitadores/as del PNL que hicieron posible llegar este material a quienes participamos en el proceso, y con quienes conservo vínculos de amistad.
Dentro de la Comunicación No Violenta (CNV) existe una premisa que ubica a la violencia como una expresión vital de la falta de necesidades satisfechas, por ello es vital la escucha empática en todo tipo de relaciones que establezcamos (familiares, noviazgo, parejas, amistades, etc) para evitar la violencia emocional y psicológica.
Esta propuesta comunicativa plantea el aprender a manejar las diferencias a través del consenso y el respeto hacia los otros/as y uno mismo/a para ponerlos en práctica en la cotidianidad, esto es la llamada comunicación empática. De forma que permita mejorar la calidad de vida y las relaciones interpersonales desde los vínculos y comunicación con uno mismo/a y los demás, motivando con empatía en lugar de hacerlo a través del miedo, la vergüenza o la culpabilidad.
La CNV transforma patrones de pensamiento, que llevan a la ira, la depresión y la violencia. Además, desarrolla la capacidad de escuchar mensajes difíciles sin contra – atacar con violencia y aprender a expresar la opinión individual sin comprometer la capacidad de escucha del otro/a.
Existen trabas cómo el no saber expresar nuestras necesidades en un tono que transmita respeto a los demás y tampoco sabemos cómo recibir mensajes difíciles. La inteligencia empática tiene la capacidad de enseñarnos a cómo recibir mensajes difíciles del otro, sin aumentar la violencia con nuestra reacción.
La CNV plantea 4 pasos esenciales:
Por tanto la CNV busca que las necesidades del otro/a estén satisfechas, provocando que la persona se sienta feliz, alegre, contenta, agradecida, conmovida, emocionada, aliviada, con fuerza, optimista, entusiasmada, esperanzada, dispuesta, tranquila, satisfecha, en paz, animada.
Si la lectura sobre esta técnica de comunicación resulta enriquecedora, haber vivido la experiencia en el proceso de formación lo es aun más, y mejor aun, cuando das el paso de lo aprendido a la práctica cotidiana. Por lo cual me es de mucho agrado el haber participado en este proceso, y sobre todo, más allá de las lecciones aprendidas, el poder compartirlas. Y en un contexto dónde el diálogo y la negociación han sido sustituidos por la violencia, no está de más hacer énfasis en la necesidad de promover y practicar valores que fortalezcan nuestras relaciones con las y los demás basadas en el respeto, la igualdad y la equidad.
Revisaba las “Memorias de talleres abiertos 2010 – 2011” y me animé a revivir la experiencia de uno de los módulos “Comunicación No Violenta” (CNV). El taller, en aquel entonces, fue impartido por Jorge Rubio, quien desde hace diez años es el principal promotor de la CNV en el mundo hispano parlante.
De esos aprendizajes que obtuve para transformar mi forma cotidiana de comunicarme con los/las demás, quiero compartir en teoría lo que encontré en las páginas de esta memoria abierta y poco a poco desaprendamos patrones de comportamiento marcados por la violencia. De paso, agradecer al equipo de facilitadores/as del PNL que hicieron posible llegar este material a quienes participamos en el proceso, y con quienes conservo vínculos de amistad.
Dentro de la Comunicación No Violenta (CNV) existe una premisa que ubica a la violencia como una expresión vital de la falta de necesidades satisfechas, por ello es vital la escucha empática en todo tipo de relaciones que establezcamos (familiares, noviazgo, parejas, amistades, etc) para evitar la violencia emocional y psicológica.
Esta propuesta comunicativa plantea el aprender a manejar las diferencias a través del consenso y el respeto hacia los otros/as y uno mismo/a para ponerlos en práctica en la cotidianidad, esto es la llamada comunicación empática. De forma que permita mejorar la calidad de vida y las relaciones interpersonales desde los vínculos y comunicación con uno mismo/a y los demás, motivando con empatía en lugar de hacerlo a través del miedo, la vergüenza o la culpabilidad.
La CNV transforma patrones de pensamiento, que llevan a la ira, la depresión y la violencia. Además, desarrolla la capacidad de escuchar mensajes difíciles sin contra – atacar con violencia y aprender a expresar la opinión individual sin comprometer la capacidad de escucha del otro/a.
Existen trabas cómo el no saber expresar nuestras necesidades en un tono que transmita respeto a los demás y tampoco sabemos cómo recibir mensajes difíciles. La inteligencia empática tiene la capacidad de enseñarnos a cómo recibir mensajes difíciles del otro, sin aumentar la violencia con nuestra reacción.
La CNV plantea 4 pasos esenciales:
- Observación: “Cuando veo que vos…”
- Emoción: “Me siento…”
- Necesidad: “Porque tengo la necesidad de…”
- Petición: “Y me gustaría pedirte que…”
Por tanto la CNV busca que las necesidades del otro/a estén satisfechas, provocando que la persona se sienta feliz, alegre, contenta, agradecida, conmovida, emocionada, aliviada, con fuerza, optimista, entusiasmada, esperanzada, dispuesta, tranquila, satisfecha, en paz, animada.
Si la lectura sobre esta técnica de comunicación resulta enriquecedora, haber vivido la experiencia en el proceso de formación lo es aun más, y mejor aun, cuando das el paso de lo aprendido a la práctica cotidiana. Por lo cual me es de mucho agrado el haber participado en este proceso, y sobre todo, más allá de las lecciones aprendidas, el poder compartirlas. Y en un contexto dónde el diálogo y la negociación han sido sustituidos por la violencia, no está de más hacer énfasis en la necesidad de promover y practicar valores que fortalezcan nuestras relaciones con las y los demás basadas en el respeto, la igualdad y la equidad.
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