“Hombres celosos”, “arrebatos de cólera”, mujeres que “desobedecieron” a sus parejas, “pleitos de pareja”, “crímenes pasionales”, esto
y más encontramos en el discurso periodístico, que en lugar de denunciar la
violencia y los crímenes contra las mujeres, lo que se hace es estimular una
pedagogía de la crueldad, donde se exhibe la figura masculina como una figura
potente, como bien lo plantea Rita Laura Segato, teórica sobre la violencia
estructural y que ha puesto énfasis en el análisis de la violencia mediática.
Precisamente, sobre estas
realidades de las que poco debate existe desde los gremios de periodistas y
desde los diversos medios de comunicación, es que profundizamos en el CAP “Cobertura periodística con enfoque de
género en temas de prevención de violencia contra las mujeres”.
Fotografía: Walter Vanegas |
Pudimos conversar entre
colegas sobre los enfoques amarillistas y sensacionalistas, de la falta de
dominio de marcos jurídicos nacionales e internaciones que protegen la vida de
las mujeres, de la crisis a la que se enfrenta la ética periodística y de esta
manera encaminarnos hacía enfoques informativos novedosos.
Nos abrimos pasos a un
periodismo investigativo, que no solo narra otro caso de violencia, sino que
pone énfasis en las relaciones desiguales de poder, que pone en evidencia a los
responsables de esas violencias, el papel de la Policía Nacional, la Corte
Suprema de Justicia y el Estado ante la falta de acceso y retardación de la
justicia, asimismo la falta de medidas de prevención de la violencia, lo que
estimula una cultura de impunidad que muchos espacios feministas y de derechos
humanos han venido denunciando constantemente.
Con nuestros productos de
comunicación proponemos desde formatos de radio, televisión y prensa escrita,
un modelo de comunicación que contribuya a los cambios sociales y de
comportamientos, urgentes para que podamos convivir en igualdad y equidad.
También invitamos a otras y
otros profesionales de la comunicación a impulsar un periodismo de servicio que
aporte al debate, al análisis, la reflexión, sensibilización y concientización.
Las y los comunicadoras/es y
periodistas tenemos una deuda pendiente con las mujeres, nuestras madres,
abuelas, hermanas, tías, primas, vecinas, amigas.
Ellas no están seguras ni en
sus casas, ni en la cama, ni en la calle por las brechas de desigualdad que
imperan en sociedades machistas y patriarcales como Nicaragua. Parejas, ex
parejas, novios, amantes, hombres de la comunidad, desconocidos, están
cometiendo diversidad de abusos contra ellas.
Solo en el primer semestre
del 2015 el Observatorio Nacional de la Red de Mujeres contra la Violencia,
registra 35 femicidios, 4 de ellas eran niñas menores de 10 años y 4 fueron
asesinadas en el extranjero. En Managua, 9 de cada 10 mujeres han sufrido acoso
callejero, según el Observatorio Contra el Acoso Callejero Nicaragua.
Es responsabilidad de
nosotras/os nombrar las desigualdades, porque bien lo dice una premisa
feminista, que lo que no se nombra no existe. El abuso sexual, la violencia
física, los femicidios, el acoso callejero, la discriminación en el trabajo y
otros espacios, todas las situaciones a las que las mujeres se enfrentan por el
hecho de ser mujeres, no son noticias de sucesos ni tampoco convencionales.
No debe haber de nuestra parte ningún tipo de complicidad con
la violencia machista. En nuestros trabajos periodísticos debemos dejar claro
que todas las mujeres tienen derecho a una vida sin violencias. Invitemos a
jefes de prensa, editores, gremios de periodistas, estudiantes, académicas/os,
activistas de DDHH, feministas, otras/os colegas del ámbito de la comunicación
a debatir y ampliar perspectivas sobre estos temas.
*Discurso
CAP “Cobertura periodística con enfoque de género en temas de prevención de
violencia contra las mujeres”. 29/08/2015.
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