El Taekwondo me resulta todavía bastante difícil, sobre todo porque no he sido una persona dada a los deportes. Sin embargo, si pongo atención a los aprendizajes, me está permitiendo ensayar maneras de estar presente, con equilibrio, concentración, determinación y fuerza; también me está enseñando lo mucho que me cuesta defenderme o responder a un ataque, no solo físicamente, y me da muchas pistas sobre lo que debo seguir trabajando para salir de un lugar de inacción y miedo.
Me está permitiendo construir una nueva comunidad llena de mucha solidaridad y empatía, sobre todo con quiénes empezamos el camino de este método o forma de vida.
De igual manera, reconozco lo vital que es sacudir el cuerpo y escucharlo, porque el cuerpo tiene memoria. Nunca se me habría ocurrido que llegaría a practicar Taekwondo, y aquí ando.
Recuerdo a uno de mis acompañantes de mis procesos terapéuticos que insistía en incorporar nuevas rutinas en nuestra vida cotidiana, para que lo nuevo nos dé otras miradas, otros paisajes y que generemos energía que transforme.
Todo lo que nos ayude a sentirnos mejor en nuestros procesos personales, a darle con todo el power. Gracias, gracias, gracias instructores y cinturones avanzados por tanta paciencia.
Publicado en Facebook: 13 de julio, 20221.
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