sábado, 5 de noviembre de 2022

"Nada se pierde, todo se transforma".

A finales del 2018, con el país convulso, inicié un proceso terapéutico para bucear en mis dolores. En aquellos años habitaba un cuerpo gordo, con tetas grandes. Alguien me dijo que por donde yo pasaba se levantaba el piso, y que cuando me sentaba debía acomodarme teta por teta sobre la mesa dónde iba a comer.

Otras personas me decían que en lugar de estar de “intenso” cuestionando comportamientos machistas en las redes, que mejor saliera a correr y de paso, así bajaba de peso. Tenía amigues que me decían que cuidara mucho lo que comía, por mi salud. Un día también me dijeron que parecía un bodoque.

En aquellos años, yo no sabía diferenciar entre la burla, la humillación o un consejo desde el afecto y la preocupación. Reaccionaba a la defensiva, otras veces solo escuchaba y tragaba fuerte. Encontré refugio en el feminismo gordo. Siempre el feminismo ha sido para mí, un refugio.

Cuando inicié terapia, fui reconociendo el daño que la violencia sexual dejó en mi cuerpo. Era como estar desconectado de mí mismo y desarrollé hábitos autodestructivos. Con esta experiencia traumática devinieron excesos de silencio, de comida muchas veces insana y también de consumo de alcohol. También desarrollé comportamientos revictimizantes. Mi cuerpo fue espejo de todas esas crisis.

En terapia, tenía tareas y debía contar sobre los avances. Una de ellas era hacer actividades que me permitieran procesar la ansiedad, la tristeza, el dolor, de manera sana, para ir construyendo nuevos hábitos. Así fue incorporando elementos como la alimentación consciente y el ejercicio físico. Ambas cosas me costaron muchísimo, en el caso de los ejercicios, nunca en mi vida había tenido ese hábito.

Con el paso del tiempo, mi cuerpo se fue sintiendo más ligero en todos los sentidos. Mi manera de habitarlo ya no fue la misma. Cuando comenzaron a notarse cambios “físicos”, le preguntaban a mis amigas cercanas, o a veces directamente, si me había dado Covid19, si tenía una enfermedad terminal, si estaba en depresión profunda o si tenía VIH. Ahora recibo de otra manera este tipo de comentarios, sobre todo cuando no siento mala leche, platico y siempre hablo de la importancia de la terapia.

Aunque este cuerpo ha experimentado cambios, abrazo fuertemente todas las formas que ha tomado, porque en todas ellas, este cuerpo me ha sostenido, me ha permitido vivir, me ha enseñado, me ha dado la oportunidad de bucear en mis dolores y ensayar maneras para sanar.

Publicado en Facebook: 22 de septiembre, 2021. 


Entrega de medalla de reconocimiento a la disciplina y constancia con rutinas de ejercicios en Gimnasio Lion Force. 






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