Era junio del 2016 cuando nos enteramos que Geovanny Kelvin, de 24 años, había sido asesinado. La Policía Nacional detuvo al responsable del asesinato y presentaron los hechos como “un crimen pasional”, argumento del que hicieron eco medios amarillistas.
La Sub-Procuraduría especial para
atender las violaciones a derechos humanos de las personas LGBTIQ, como todos
los años desde su nombramiento, no hizo nada para exigir justicia. Quienes sí
estuvimos en cada audiencia, fueron amigas de Kelvin, compañeras de trabajo, y
activistas de colectivos feministas y LGBTIQ.
Todos los días, la discriminación y la violencia atraviesan la vida y los cuerpos de lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans. No obstante, el rechazo, la cultura de silencio y la impunidad evitan que los cuerpos disidentes hablen, denuncien estas situaciones, o busquen algún tipo de apoyo.
Y por ello, estas múltiples formas
de discriminación, siguen siendo como el pan de cada día para las minorías
sexuales. Kelvin tenía derecho a la vida. Quienes abrazamos las causas
feministas, seguiremos luchando por el derecho a una vida libre de violencia.
Publicado en Facebook: 17 de julio, 2021.
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