sábado, 5 de noviembre de 2022

Luchamos por el derecho a una vida libre de violencia.

Era junio del 2016 cuando nos enteramos que Geovanny Kelvin, de 24 años, había sido asesinado. La Policía Nacional detuvo al responsable del asesinato y presentaron los hechos como “un crimen pasional”, argumento del que hicieron eco medios amarillistas.

 El asesino no fue condenado por el crimen contra Kelvin, solo se le acusó por “robo agravado” y se dejó la responsabilidad de sanción en un "jurado de conciencia".

 Kelvin era un joven que había venido a Managua a trabajar, buscando un refugio y una forma de subsistir, al ser rechazado en su familia por el hecho de ser homosexual. 

La Sub-Procuraduría especial para atender las violaciones a derechos humanos de las personas LGBTIQ, como todos los años desde su nombramiento, no hizo nada para exigir justicia. Quienes sí estuvimos en cada audiencia, fueron amigas de Kelvin, compañeras de trabajo, y activistas de colectivos feministas y LGBTIQ.

Todos los días, la discriminación y la violencia atraviesan la vida y los cuerpos de lesbianas, homosexuales, bisexuales y personas trans. No obstante, el rechazo, la cultura de silencio y la impunidad evitan que los cuerpos disidentes hablen, denuncien estas situaciones, o busquen algún tipo de apoyo.

Y por ello, estas múltiples formas de discriminación, siguen siendo como el pan de cada día para las minorías sexuales. Kelvin tenía derecho a la vida. Quienes abrazamos las causas feministas, seguiremos luchando por el derecho a una vida libre de violencia. 

Publicado en Facebook: 17 de julio, 2021.





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