sábado, 9 de marzo de 2013

¿Por qué hombres con tacones el día de la mujer?


Cuando alguien te dice, arréglate mujer, pero ponte un poquito de tacón, te está invitando a que te veas como un ser que tal y como eres, no eres suficiente
Ana de Miguel Álvarez, Filósofa española.

Este año participé en la marcha del día internacional de la mujer usando tacones, junto a un grupo de jóvenes provenientes de diez municipios del país, de zonas rurales y urbanas, donde el Movimiento Juvenil Nicaragüita (MJN) sostienene alianzas.

La idea surgió en un proceso reflexivo sobre Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos facilitado por el Programa Feminista La Corriente, donde los hombres nos planteamos el compromiso de asumir nuestra responsabilidad ante el problema de la violencia que sufren las mujeres, al reconocer que somos nosotros quienes más irrespetamos la autonomía de la mujer.

En los talleres desarrollamos temas como las causas estructurales de la violencia de género y su impacto en las relaciones privadas y públicas entre hombres y mujeres, mitos, prejuicios y tabúes sobre el cuerpo y la sexualidad, análisis del peso que los fundamentalismos religiosos tienen sobre el cuerpo y la sexualidad; de manera que ampliamos perspectivas y en la medida que avanzábamos en contenidos, tuvimos oportunidad de debatir, dentro y fuera de los talleres, sobre el por qué usar tacones, y llegábamos a varias conclusiones.

A manera general, la iniciativa consistió en demostrar la apertura de hombres para autocuestionarnos y destruir ideas interiorizadas, como el machismo infundado en nuestra educación y formación como “hombres”, que desde una ideología patriarcal, se nos coloca en una posición de poder frente a la mujer, visualizándola como un ser inferior, que podemos poseer en el momento que se nos plazca.

Reflexionamos que los tacones son una imposición del sistema, es decir, si un hombre es bajo de estatura, eso puede superarse si es inteligente, y asunto resuelto; pero en caso de la mujer, éstos “errores” en el cuerpo tienen un costo muy alto, que para “corregirlos” debe de correr muchos riesgos.

La mujer se ve sometida a “arreglar” de alguna manera sus “defectos”, para no desencajar del modelo estereotipado de belleza femenina. Es decir, matarse de hambre para no perder la figura, porque una mujer pasada de peso es una mujer descuidada, aunque esto traiga consigo daños severos en su metabolismo, y afecte la confianza en sí misma; tendrá que maquillarse para presentarse en público, sobre todo si es para búsqueda de trabajo o lograr la permanencia en éste, y en caso particular de los tacones, los necesitará para no sentirse baja, por muy incómodo que resulte usarlos, o para olvidarse por un momento de su condición de inferioridad ante el hombre por su condición de ser mujer.

Además pensamos que usando tacones, mostraríamos, de una manera simbólica, ese repudio como hombres ante cualquier forma de violencia a las que están expuestas las mujeres. Por ejemplo, la violencia callejera. Eso que llamamos “piropos” son una forma de acoso sexual, dado que se percibe a la mujer como un objeto y mercancía, irrespetándose su libertad de vestirse y caminar de la manera que desee. Quedando claro como en nuestra sociedad las mujeres reciben halagos por su cuerpo, pero extrañamente por su inteligencia.

También llegamos a dialogar posturas sobre lo que no pretendíamos demostrar usando tacones. En primer lugar, no tratamos de ponernos en los zapatos de las mujeres, porque aparte de que pensamos que los tacones son una imposición del sistema, es imposible hacerlo. Tampoco se trata de mostrar compasión, lástima, apoyo, solidaridad. Mucho menos tratar de ser el foco de atención. Y para no generar confusión alguna, los mensajes de nuestras pancartas aludían a lo que sí buscábamos para no generar confusiones sobre nuestro fin.

Sabemos que no es fácil desaprender comportamientos que se nos han enseñado como “normales” en los hombres, no obstante, estamos más que seguros que de la manera que los aprendimos, así podremos desprendernos de ellos y empezar a renunciar a ser machistas, tal como el lema que creamos los hombres que nos dispusimos a marchar con tacones en el Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo, acompañando diversas expresiones de movimientos feministas y pro Derechos Humanos en Nicaragua.

En la medida en que los hombres reconozcamos nuestros comportamientos agresivos, pero más que esto, que hagamos nuestro mayor esfuerzo para sustituir esa violencia y transformarla en afectividad; que aprendamos que la comunicación no violenta es la mejor manera de solucionar problemas y no mediante gritos, amenzas, golpes; que reconozcamos que somos personas equivalentes, de ésta manera estaremos en un buen camino para desarrollar relaciones basadas en la igualdad de género y de oportunidades.

Me siento satisfecho, porque en particular no tuvimos pena alguna por usar tacones, pues eso no determina ser hombre o no serlo. Quizás no fue un gran número de hombres quienes nos aventamos, pero quienes lo hicimos fue de manera muy consiente en cuanto a la responsabilidad que tenemos para frenar toda forma de violencia contra las mujeres, en la casa, en la cama, en la comunidad, la calle, el trabajo, la escuela, la universidad, en el bus... en todo lugar.

He de compartir que me resultó algo doloroso y complicado hacer el recorrido con tacones, en general a todos, aun así cumplimos con la meta planteada. Esto hace pensar mucho en lo que la violencia implantada por el sistema, y la ejercida por hombres contra las mujeres general en las mujeres. Como esa violencia resulta doloroso para ellas... soportar insultos, golpes, privaciones a la autonomía, al placer sexual, a la toma de decisiones y lo complicado que debe se romper el silencio, buscar apoyo, poner fin a la relación con el agresor, denunciar. Marcharía otra vez con tacones, y apuesto a integrar otras iniciativas más concretas, orientadas a batallar desigualdades como éstas, esperando también que seamos más en ésta lucha, así como CISAS e IDSDH se unieron a ésta marcha de hombres con tacones. 


 

5 comentarios:

  1. Excelente artículo. Por una sociedad que es inclusiva, seguimos en la lucha.

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  2. Gracias por sus apreciaciones. La lucha por desaprender patrones de comportamientos machistas, es de todos/as así que hay mucho por hacer :)

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  3. muy buen articulo, lo deberías de enviar a la prensa o end,pero tengo una reflexión: La violencia hacia la mujer se produce en todas las clases sociales y por tanto en todos los estamentos económicos, incluso en aquellos de alto nivel cultural. No obstante cuando se extraen datos de denuncias, encontramos principalmente mujeres de clases sociales desfavorecidas. Pero si hacemos el análisis de datos, encontramos que muchas de las mujeres que acuden a separarse pertenecientes a clases sociales acomodadas, han sido objeto de malos tratos físicos y psíquicos. En Nicaragua ser mujer y pobre esta más expuesta, mientras las mujeres de clase menos acomodadas son muy pocos los casos que acuden a separarse de sus maridos que constantemente las maltrata, así que no solo el sistema patriarcal si no también el sistema capitalista clasistas, mientras estemos en una clases social del oprimido estamos expuestos que la democracia liberal, en sociedad de mercado, no los ayude ni su sistema judicial donde se les favorece a quien tenga más capital. Por lo tanto hay que fomentar un sistema con política de género.
    Partiendo de esto, haré este análisis con filosofía marxista. La división sexual del trabajo tiene una importancia central en el interés de ambos fundadores del socialismo científico por rastrear el origen histórico de la propiedad y la división de clases, lo que los lleva a buscar el origen de la dominación de la mujer por el hombre en la familia monogámica.
    La respuesta a la que arriba es la siguiente: en tanto la economía doméstica se transforma también en una cuestión social, colocando como principal preocupación el cuidado y educación de los hijos, los condicionamientos sociales y morales que la burguesía impuso al matrimonio se modificarán.
    La igualdad de derechos de la mujer y los hijos respecto al padre, junto a una mayor libertad sexual, debieran consolidar nuevas formas de matrimonio que privilegien el amor sexual individual, lo cual llevará a una nueva forma voluntaria de monogamia, pero en igualdad de condiciones para el hombre y la mujer.
    Esta situación liga los destinos de la lucha de género por la emancipación de la mujer, con la lucha de los trabajadores por la eliminación de la división clasista de la sociedad, en un proceso de lucha común.
    Vladimir Alonso

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  4. Gracias Vladimir por auscultar aun más allá de lo que plantee en el artículo... me uno a tu clamor por fomentar un sistema con política de género,libre de la clase social del oprimido/a, donde todos/as nos desarrollemos es una sociedad con justicia social, es decir equitativa, sin distinciones, ni otorgamiento de privilegios a clases sociales más acomodadas.

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