lunes, 19 de septiembre de 2016

Apuntes sobre mis encuentros y conflictos con la teoría queer


Conocí sobre la teoría queer [1] en el año 2011 cuando cursaba quinto año de pregrado. En una ocasión un compañero de clase presentó dos videos cortos con entrevistas a Beatriz Preciado, como parte de la asignatura de ética periodística y psicología de la comunicación, con el interés de proponernos un debate ético desde una mirada interseccional. Por su puesto que muchas/os quedamos boquiabiertos, yo fui uno. Nunca había sido un tema discutido en otra asignatura.

Reencontrarme hoy en día con debates de la teoría queer en el marco de la maestría de perspectivas de género y desarrollo, contribuyó en sobremanera a realizar un recorrido por mi experiencia encarnada de mis encuentros y conflictos con esta propuesta filosófica-política y para mí, terapéutica. 

Primeros acercamientos 

Ilustración: Eva Garrido.
Del libro: Por un chato de vino.
Historias de travestismos y masculinidad femenina.

La teoría queer llegó en un momento de incertidumbre. Por ello en ese primer acercamiento la tomé como una terapia. A pesar que desde mis 6 años tengo presente la fuerte atracción por cuerpos masculinos, uno de los grandes temores que me acompañaban mientras iba creciendo era salir del armario, terror que se trasladaba también en mis sueños.

Más allá de la discriminación que ya sufría frente a la eterna sospecha de ser considerado “cochón”, temía principalmente al mundo homosexual, donde la sobrevaloración de la estética de los cuerpos, el privilegio de clase y el rechazo a lo femenino constituyen también una realidad.

Construí una sólida amistad con el compañero que llevó a nuestras aulas los planteamientos queer, y esto me encaminó a conocer más sobre esta apuesta provocadora y problematizadora.

Mi amigo me compartía videos, libros, ensayos, revistas, blogs, para irme empapando más teóricamente, y obviamente, había montón de términos, conceptos y argumentos que no entendía claramente, razón por la que teníamos con frecuencia encuentros para tertulear y profundizar en las reflexiones teniendo siempre presente nuestras experiencias personales.

Los planteamientos teóricos referentes a los cuerpos colocados en la periferia y sus resistencias en una sociedad heternormativa que aniquila las diferencias, comenzaron a convocarme desde mi posición de cuerpo gordo, con tetas, feminizado, moreno, de clase media baja.

Tomé lo queer como una manera de nombrarme públicamente, como una identidad de fuga. A diferencia de mi círculo cercano de amistades, con otras personas no me salía el valor de decir “sí, soy homosexual”.

Ante las múltiples interrogantes que me hacían sobre mi orientación sexual, decía que era queer, que no me encasillaba en ninguna opción sexual. También respondía que me atraía la inteligencia de las personas, fuera hombre o mujer y no lo que pudiera haber entre sus piernas, es decir, que un pene o una vagina no hacía ni más ni menos interesante a nadie, esta reflexión derivada de un diálogo de la película Martin Hache [2].

Me parecía retador para mí mismo el intentar romper con las etiquetas que me atribuían, no encasillarme en una categoría, además me fascinaba la idea de dejar descolocados a los/as múltiples policías del género.

La literatura queer
Fui adentrándome en lecturas de Judith Butler, Beatriz (Paul) Preciado y Coral Herrera, principalmente. Me fueron suscitando muchos nuevos cuestionamientos a la visión esencialista del género.

Recuerdo a Beatriz (Paul) Preciado diciendo en una entrevista para la Televisión Española [3] “antes que yo me definiera fui definida justamente a través del insulto”, al ser interpelada insistentemente sobre su orientación sexual, sobre ser lesbiana.

También de Judith Butler tengo siempre presente sus referencias al género como un performance, una teatralización y parafraseando varios de sus postulados en su libro “El género en disputa” [4], tanto femenino o masculino son adjetivos que caben en cualquier cuerpo.

De Coral Herrera, no olvido su manifiesto de amores queer [5],  que entre diversos puntos, destaca la apuesta de un amor libre de la tiranía de la belleza y el fascismo del culto al cuerpo.

También fui encontrando vínculos entre la literatura que llegaba a mis manos con los planteamientos queer. “El retrato de Dorian Gray” [6] de Oscar Wilde, fue uno de esos libros que me marcaron mucho y que amé en el momento que llegó a mí vida. 

Me fue significativo descubrir en uno de los diálogos la frase “definir es limitar”, más aun viniendo de un escritor homosexual que fue sancionado en su época porque su producción literaria era considerada como un atentado contra la moral y las buenas costumbres.

“Definir es limitar”, lo retomé mucho para politizar los cuestionamientos al ser hombre, incluso el ser homosexual. También me fue útil retomarla para mis experiencias eróticas. Este libro además me es representativo porque abre debates filosóficos acerca de qué somos, cómo nos ven los demás y lo que en realidad queremos ser, reflejado en ello el autor.

Otro de esos libros que de igual manera tuve la oportunidad de leer en esta temporada de fascinación queer,  fue Franskenstein [7] de Mary W. Shelley, con él pude reflexionar sobre el rechazo y satanización de lo que se considera diferente, encontrando mucho de mí vivencia entre las páginas de esta historia.

Y más recientemente “Por un chato de vino. Historias de travestismos y masculinidad femenina” [8] de Raquel (Lucas) Platero, una de esas lecturas que hacen revisitar nuestras experiencias encarnadas, no para revictimizarnos, sino para poner en evidencia la perversidad que hay en las sanciones sociales a la que son-somos sometidos los cuerpos indisciplinados del género.

Registrando y compartiendo las experiencias

Mi proceso de sacudidas mentales con la teoría queer lo fui registrando desde un blog al que llamé “La bitácora de Frank Hooker” [9], tomando la palabra a mi amigo que ya tenía también su blog.

En mi blog escribía sobre cada provocación queer así como intentos de pasar de lo teórico a lo vivencial, y así compartir como el discurso pasaba por mi cuerpo “¿Por qué soy hombre?”, “Empiezo a ser queer”, “La prueba de la hombría”, “Ni activo, ni pasivo, ni versátil”, “Navi orgasmos”, “Encuentro con un heteroflexible”, son solo algunos de los títulos de escritos que compartía en las redes virtuales desde mi blog.

El cruce con el feminismo

A pesar que compartía mucho de las causas feministas y que lo queer constituye una propuesta postfeminista, no había tenido una oportunidad de adentrarme en la reflexión feminista y llegó el momento.

Abracé sus causas como lo hice con lo queer y todo lo que contribuía a mi proceso de ser-estar de la manera que mejor me hiciera sentir. Comencé a replantear mi resistencia a nombrarme públicamente homosexual y auscultar la necesidad de politizar esta orientación sexual.
En uno de los encuentros de los que sostenía con mi amigo, recuerdo que  tertuleamos sobre el tema de que ser homosexual (partiendo de nuestras experiencias) va más allá de nombrar con quien tenemos sexo, que cargamos una historia de odio/rechazo hacia nuestra existencia, que en el pasado y hoy en día, el sistema insiste en extinguirnos.

Hablábamos que es una necesidad urgente reconocer que ha sido el feminismo como propuesta política, desde donde se ha venido abriendo el camino de vindicar nuestra existencia y que por tanto, es ineludible el nombrarnos, hacernos visibles todos los cuerpos históricamente oprimidos.

Fue el feminismo quien me interpeló que “lo que no se nombra no existe” y de esta manera decidí perder el miedo y reconocerme como homosexual públicamente, como un asunto político, una manera de visibilizar la existencia de cuerpos que el sistema patriarcal coloca al margen y como resultado, desde las políticas públicas somos excluidos, no somos reconocidos como sujetos de derechos. Precisamente, desde la teoría queer esto corresponde a identificaciones estratégicas.

El feminismo y la teoría queer me enseñaron que “Es sano salir del armario”, como lo relaté en una entrada de mi blog.

Comenzaron cambios. “La bitácora de Frank Hooker” pasé a nombrarla “La bitácora de un homosexual”, además fui invitado a integrar la comunidad de blogueros/as denominada “Políticamente Incorrecto” creando un espacio que llamé “Pláticas diversas”[10], sitios desde los que propongo conversaciones sobre problemáticas que trastocan nuestras realidades, con énfasis en temas LGBTI.

Activismo y Performance

Mi activismo de calle se fue nutriendo y retomando la idea de los performances, logrando también convocar otros cuerpos. Una iniciativa surgió en el 2013, con la denominada “marcha de hombres en tacones” [11] en el marco de la marcha del 8 de marzo, Día Internacional de las Mujeres, donde un grupo de hombres con acompañamiento de La Corriente, intentamos hacer visible la responsabilidad de los hombres en general, en la prevención de la violencia contra las mujeres así como denunciar la violencia simbólica que se ejerce sobre las mujeres desde los modelos estrictos de la estética femenina, en la que deben corregir sus imperfecciones para tener una buena apariencia.


Otra intervención performática ha sido la de interactuar en la marcha del 25 de noviembre, Día Internacional de la No violencia contra las mujeres, con los labios pintados en rojo, como una forma simbólica de convocar a otros hombres a que nos involucremos más en la prevención/erradicación de la violencia machista, porque las estadísticas reflejan que son desconocidos, cercanos a la familia, parejas,  ex parejas, líderes religiosos, todos hombres, quienes están violando, agrediendo, acosando y matando a las mujeres.

Fugas, resistencias y transgresiones que continúan 

A raíz de la clase sobre introducción a la teoría queer reconozco que tuve la oportunidad de ampliar fuentes teóricas, conocer otras producciones audiovisuales con temáticas queer, aclarar y ampliar conceptos que desde el autoestudio aun no terminaba de entender (y que aun me proceso), nutrirme con los debates en clase e intercambiar a profundidad con algunas de las compañeras, además, me parece elemental que se me haya brindado un espacio para compartir mi experiencia de encuentros y conflictos con la teoría queer desde mi vivencia personal, mi activismo virtual y de calle. 

Tengo la convicción que el feminismo y lo queer continuará provocando más cuestionamientos que seguramente seguiré registrando desde mi bitácora.



[1] Para ampliar más sobre la teoría queer ver: La Teoría Queer: la de-construcción de las sexualidades periféricas. Disponible en: http://www.revistasociologica.com.mx/pdf/6903.pdf
[2] Hay que follarse a las mentes. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=pxHMVCksOOM
[3] Entrevista a Beatriz Preciado. Disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=gT5YGeMt1Ww
[4] El Género en disputa. Disponible en: http://www.mnba.cl/617/articles-8672_archivo_01.pdf
[5] Manifiesto de los Amores Queer. Disponible en: http://haikita.blogspot.com/2010/09/manifiesto-del-amor-queer.html
[8] Historias de travestismo y masculinidad femenina.  Disponible en: http://www.ed-bellaterra.com/php/llibresInfo.php?idLlibre=1089
[9] La bitácora de un homosexual. Disponible en: http://frankhooker90.blogspot.com/
[10] Pláticas diversas. Disponible en: http://pmincorrecto.org/platicasdiversas/
[11] ¿Por qué hombres con tacones el día de la mujer? Disponible en: http://frankhooker90.blogspot.com/2013/03/por-que-hombres-con-tacones-el-dia-de.html

martes, 16 de agosto de 2016

A veces solo quiero...

A veces solo quiero recostar mi pecho gordo sobre tu dorso. Abrazar tu cuerpo tan fuerte como mis utopías, mientras recorremos la ciudad sobre ruedas. A veces solo quiero saber que estás ahí para acompañarme en la fuga en una noche de lluvia para que se arrastren nuestros miedos en el pavimento. 

martes, 26 de julio de 2016

¿Por qué me enoja y duele la impunidad frente a la violencia contra las mujeres?

Una de las causas sociales que más me convoca es la defensa del derecho de las mujeres a una vida libre de toda forma de violencia machista. La impunidad que desde el Estado se recibe como respuesta a este problema de salud pública, es una de las mayores molestias que me empujan a interactuar en el espacio público con otras y otros y hacer uso de mis redes virtuales sociales para visibilizar, sensibilizar, denunciar y exigir justicia.

Estos días de julio hice unos de esos ejercicios que aprendí con la psicóloga Martha Cabrera. Formulé para mí mismo la pregunta ¿Por qué me enoja, me duele y me moviliza la impunidad frente a la violencia contra las mujeres? Si bien es una obligación ciudadana la defensa de derechos, quise ir un poco más allá.

Coincidieron conversaciones con mi mamá y mis tías sobre los años de la revolución popular sandinista y puse fijación en los relatos sobre mi tía Sandra, una historia de duelo en la familia marcada por la impunidad.  

Mi tía Sandra era la menor de nueve hermanos. Un 27 de mayo de 1987, cuando cursaba su primer año de secundaria, sus sueños fueron arrebatados en una muerte instantánea a sus catorce años de edad. 

Ese día regresaba de clases. Mientras venía conversando con sus compañeras de la escuela, como solía hacerlo, su existencia acabó entre las ruedas de un autobús cuando el chofer de la unidad de transporte realizó una mala maniobra y subió sobre la acera en la que iban caminando. Ella fue la única víctima.

Sus amigas que escaparon de la muerte y las personas que venían en el bus (trabajadores/as de una institución) expresaron in situ, que el conductor venía conversando con otro hombre mientras manejaba, venía distraído.

Cuando mi abuela llegó a la Policía no se le dio nombre del responsable de la muerte de mi tía. Tampoco nunca logró encararlo, ni ella ni nadie de la familia.

En esa cita con la Policía asistió un abogado del conductor, su discurso fue: él es padre de familia, tiene dos niñas, él sostiene su hogar, no puede caer preso. De parte de la policía se insistió en que mi abuela mediara. Pedían que aceptara dinero como “ayuda” en los gastos del funeral.

Ella se opuso y expresó que eso no le devolvería a su hija y que todo se lo dejaba a Dios, que él si haría justicia. En la institución se consternaron más con el relato del abogado que con el dolor de una madre al perder tan salvajemente a su hija adolescente. 

Su muerte quedó impune. El culpable del fallecimiento de mi tía quedó libre. No se conoció ni su rostro, ni su nombre. En la familia solo se supo su apellido, que en  cierto momento lo escucharon mencionar.

Cuando murió mi tía, otros problemas estaban presentes en la casa y carcomían la tranquilidad. Dos tíos se encontraban cumpliendo el servicio militar obligatorio, en lucha armada en la zona norte del país. A ellos no se les dejó venir a los funerales. A uno solo le autorizaron venir al rezo de nueve días, escoltado, porque dijeron que podía escaparse de su obligación patriótica.

Yo pienso que mi tía Sandra murió en resistencia al sistema, en esos años de guerra donde más se acentuaba en las mujeres el rol de cuidadoras. Su vida fue arrebata cuando regresaba de las aulas de clases, con sed de conocimiento, con la ilusión de aprovechar oportunidades que su madre no tuvo, que otras mujeres de su edad no tenían, con la esperanza de no correr el destino de sus hermanos, que en lugar de tener libros en sus manos, empuñaban fusiles en las montañas con el riesgo de no volver a casa.

Veintinueve años han pasado desde su muerte. La vida de las mujeres continúa sin ser una prioridad para el Estado y muchas familias siguen esperando justicia. No obstante, la impunidad con rostro de mujer, hoy en día se nombra, se hace visible, se denuncia, provoca movilizaciones en la calle y desde las redes sociales virtuales. El feminismo lo ha hecho posible. 

miércoles, 6 de julio de 2016

Fundamentalismos religiosos y fobias LGBTI


Desde los seis años visité con mi familia la denominada Iglesia Mormona y mientras iba creciendo dentro de esta religión fui recibiendo mensajes como: “Nunca hagas nada que pudiera llevarte a una transgresión sexual. No hagas nada que despierte emociones sexuales, ni despiertes esas emociones en tu propio cuerpo. El comportamiento homosexual entre varones y el lesbianismo son pecados graves”.  
Sentimientos de culpa, miedo, pesadillas y baja autoestima me acompañaron por muchos años durante mi niñez, adolescencia y parte de la juventud al interiorizar los discursos religiosos condenatorios de la homosexualidad. Experiencias similares he podido conocer de otras personas que actualmente se reconocen como lesbianas, homosexuales, bisexuales o trans y que fueron criadas bajo dogmas de la Iglesia Católica o Evangélica.
Desde la moral cristiana el deseo lésbico-gay-bi-trans se considera como algo “inmoral”, “antinatural” y “contrario a Dios”, por ello desde una mirada feminista y de derechos se pone en evidencia el fuerte vínculo entre fundamentalismos religiosos y actos de discriminación contra las personas LGBTI.
Las ideas distorsionadas difundidas por fundamentalistas religiosos sobre personas lesbianas, homosexuales, bisexuales, trans e intersexuales, han calado fuerte en el imaginario social colectivo, siendo esto un grave obstáculo para el reconocimiento de derechos humanos igualitarios.
La masacre recientemente ocurrida en Orlando es una muestra de lo perverso que es el promover el rechazo u odio hacia cuerpos disidentes sexuales y transgresores del binarismo de género. Como puntualiza Raewyn Connell (2003) en la violencia heterosexual contra personas LGBTI “el terror se utiliza como una forma de trazar límites y excluir”. Los actos de discriminación cotidianos así como las violencias extremas sobre los cuerpos lésbico-gay-bi-trans, tienen como fin el marginalizar y extinguir todo aquello que atente contra el heteropatriarcado.
Tomando en cuenta la consternación mundial frente a estos crímenes de odio, vale aclarar que desde los fanatismos religiosos, las personas LGBTI también son masacradas cuando las familias les rechazan por considerarles una aberración, cuando se convierten en motivo de burla para los medios de comunicación, cuando el personal del sector salud no les atiende con respeto, cuando son excluidas/os del sistema educativo, cuando en la calle no se les deja caminar en paz, cuando la condición de ser lesbiana, gays o trans agrava un asalto y son agredidos/as física y sexualmente, cuando la Policía Nacional violenta sus derechos, cuando compañeras trans mueren con el sueño de haber visto la aprobación de una ley de identidad de género.
También es masacre la homo-lesbo-bi-trans-inter fobia institucionalizada, muestra de ello, el Código de la Familia que entró en vigencia en el año 2015, el cual excluye a las personas LGBTI al no ser reconocidas como personas que constituyen familias y con derechos a las mismas garantías sociales que gozan personas heterosexuales, irrespetando el principio constitucional de laicidad y no discriminación.
Aunque la sanción social y jurídica continúa, la lucha política de feministas y comunidad LGBTI cobra más fuerza. Como dice Mari Luz Esteban (2009) “el cuerpo ha sido y es un dispositivo fundamental de regulación y control social, pero también de denuncia y reivindicación”.
Desde nuestros cuerpos tenemos la capacidad de proponer a una sociedad conservadora que hay infinitas maneras de ser-estar-habitar en nuestros propios cuerpos y desde nuestras experiencias encarnadas, desafiar las fobias LGBTI sustentadas en los fundamentalismos religiosos.

lunes, 6 de junio de 2016

Una apuesta por el arte en espacios públicos

Joanna Wetherborn es integrante de Lúdica Feminista y se describe como “la guatemalnica feminista que le pone el toque afro a la lúdica”. Reaprendiendo a jugar, deambula por la vida buscando la armonía con el universo y la madre tierra. “Reloj en mano siempre entusiasta de la puntualidad, el orden y la estructura”, comenta como algunas de sus peculiaridades. Ella coordina el departamento de Logística “para que los materiales, energía e información fluyan con ritmo”, refiere.  

Joanna comparte que son una colectiva de jóvenes diversas/os y activistas por los derechos humanos que surgió en el año 2014. Las inspiraciones de este grupo son el feminismo, la lúdica, la educación popular y la espiritualidad para contribuir desde estas cosmovisiones a la construcción de una sociedad equitativa, justa y respetuosa de las diversidades.

Esta colectiva apuesta a interactuar en el espacio público desde las artes con el fin de promover la expresión y relacionamiento social a través de diferentes muestras artísticas, clásicas, contemporáneas y emergentes “el arte es un medio de expresión flexible y versátil, al democratizarlo y hacerlo accesible, da la posibilidad de comunicar diferentes mensajes, llamar a la acción sobre diferentes temas y situaciones de la vida cotidiana y lograr cambios sociales”, explica Wetherborn.

Ejemplo de ello es el “Performance por el derecho a decidir. Joanna cuenta que se trata de una interacción teatral que dura alrededor de cinco minutos y que han puesto en escena en dos ocasiones, siendo la última frente a la Corte Suprema de Justicia de Nicaragua (CSJ), por razón del Día Internacional de Acción por la despenalización del Aborto en América Latina, el 28 de septiembre del 2015.


Añade que el interés con dicho performance es “evidenciar cómo distintos sectores de la sociedad ejercen presión y presentan la maternidad como una obligación y no como una elección para las mujeres, y cómo al estar penalizada la interrupción del embarazo sacrifica y cobra las vidas de muchas niñas, adolescentes y adultas”, asimismo, detalla que pretenden concientizar a la población sobre el peso de los fundamentalismos religiosos como obstáculo para el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres.

Poniendo ánimos en nuevas formas de activismo, esta colectiva apuesta a la defensa e incidencia de los derechos de las mujeres y niñas en su diversidad, por una vida digna, libre y segura; el derecho al acceso y uso del espacio público, a la recreación y al juego; los derechos sexuales y derechos reproductivos con énfasis en prevención, derecho a decidir, salud integral sexual y reproductiva con base en conocimiento científico; los derechos de las personas LGBTI así como la lucha contra los fundamentalismos de todo tipo. Lúdica Feminista también apunta a utopías colectivas, es por ello que desde el 2015 integran el Movimiento Feminista de Nicaragua


jueves, 26 de mayo de 2016

"No podemos quedarnos con la indignación"

En el primer semestre del año 2014 organizaciones de mujeres y feministas reportaban desde sus observatorios sobre femicidios en Nicaragua un promedio de 7 crímenes contra mujeres por mes y denunciaban la falta de interés del Estado en poner en marcha acciones urgentes para frenar esta plaga. 


El incremento y la crueldad conque se cometían los femicidios provocó que el movimiento amplio de mujeres y feministas de Nicaragua exigiera al Estado que decretara “Alerta Nacional Roja Extrema”. Sin embargo, la respuesta fue de embestidas a la ley 779, Ley integral contra la violencia hacia las mujeres.

Es en este contexto surgió “Acciones por la Vida de las mujeres”, página de Facebook que funciona como una plataforma virtual para “sumar a otras personas en contra de la violencia misógina”, detalla Judit Abarca, activista feminista, integrante de esta iniciativa virtual.

Fotografía tomada de Acciones por la Vida de las Mujeres
“Hacer uso de las redes sociales es para dirigir un llamado de atención a los medios”, comenta Abarca al indicar que desde esta página también se demanda un periodismo que respete la integridad de las mujeres. Menciona que muchos medios de comunicación realizan una cobertura que dista de lo ético, de la perspectiva de género y derechos humanos “las mujeres nos convertimos en nota roja para vender un medio de comunicación”, dijo.

Imagen tomada de Campaña #Almachistaledigo
Desde este espacio en el 2014 se promovió un "Día Nacional de Acción por la Vida de las Mujeres”, que fue retomado también en el 2015. En ambos años, colectivas feministas de diversas comunidades del país intervinieron en el espacio público para reivindicar el derecho de todas las mujeres a vivir libres de toda forma de violencia machista “no nos podemos quedar de brazos cruzados, no podemos quedarnos con la indignación, hay que salir a la calle, involucrar otras personas, incidir más allá de las redes”, dijo Abarca.




A la fecha “Acciones por la Vida de las Mujeres” moviliza contenido sobre campañas, noticias, artículos, acciones de movilización social a favor de los derechos de las mujeres. Abarca es enfática en señalar que la responsabilidad mayor para erradicar la violencia machista es del Estado. También convoca a medios de comunicación y la sociedad en su conjunto a  asumir compromisos claves frente a la violencia contra las mujeres.


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lunes, 23 de mayo de 2016

De hombres, motocicletas y fobias LGBTI

Recuerdo una vez en un intercambio de regalos en la iglesia mormona, que era la que visitaba desde pequeño, un niño entregó un regalo a otro niño con un beso en la mejía y un fuerte abrazo, la gente río y otros lanzaron miradas condenatorias. “Los niños se dan la mano”, dijo un papá a su hijo, para “explicar” el porqué de las reacciones.

Desde niño me llamó la atención por qué situaciones así generaban burla o rechazo, pero no el ver a dos hombres en motocicleta. Aquello me parecía curioso, además que me gustaba apreciarlo. Yo me preguntaba por qué la gente se asustaba al ver a dos niños mostrándose afecto entre sí, pero no eso de dos hombres en moto, tan pegaditos, tan cómodos "¿por qué no se escandalizaban con eso?" me decía en los diálogos conmigo mismo.

Ya de grande, me parece un performance homoerótico y homoafectivo la escena de dos hombres en motocicleta, que sin entrar al asunto de  la orientación sexual, esta interacción muy común en el espacio público, muestra que socialmente hay gestos cotidianos que aunque pasen por inadvertidos, evidencian una ruptura entre los discursos conservadores y lo que sucede en la práctica.

Bonito sería por ejemplo, que una pareja de lesbianas o de homosexuales caminaran tranquilamente por la calle, sin recibir ningún tipo de señalamiento, así como nadie se escandaliza ni coloca bajo sospecha a los hombres que bien cómodos disfrutan de su viaje en motocicleta. 


viernes, 13 de mayo de 2016

Comentario sobre caricatura en Confidencial

A mí no me gustó la caricatura que publicó Confidencial, donde aparece Roberto Rivas con gestos “femeninos”, envuelto en una toalla con el texto “Se pelean por mi culpa. Me siento dichosa” y de fondo, personas del PLI agrediéndose por el asunto de las elecciones en Nicaragua, a manera de sátira de la forma en que aparece Joseling Barberena en el vídeo que publicó Acción 10 y que se hizo viral por el humor con el que la joven expresa "Me siento dichosa" por “insistencia del periodista” que la entrevistaba como se menciona en una publicación del Diario Hoy

A mí me molesta como los cuerpos de las mujeres son un espectáculo para los medios de comunicación, sea cual sea la situación. Sensacionalismo cuando es femicidio, burla cuando están involucradas en riñas del barrio o cuando reclaman por algo que les afecta, cosificadas cuando son certámenes de "belleza". Más allá de sexismo también hay clasismo, porque son las mujeres pobres quienes mayormente son las víctimas de la crueldad en los medios.



lunes, 22 de febrero de 2016

Aquellos días en Muy Muy

Comenzaba mis años de pubertad cuando tuve el chance de conocer Muy Muy, Matagalpa. Fue mi primera fuga de la ruidosa Managua, de hacer maletas para dormir fuera de casa por varios días, de realizar el recorrido más extenso en bus, de tener una historia distinta de mis vacaciones de la escuela.

Luis fue quien provocó este escape. Él era de Muy Muy y vino a estudiar su carrera universitaria a Managua. Llegó a mi casa por petición de un primo mío, que era amigo de él, quien solicitó a mi mamá la posibilidad de hospedaje solidario porque ya no le estaba alcanzando para la renta.

Luis viajaba a su tierra cuando tenía vacaciones de la universidad y nos invitaba a ir a conocer a su casa y pasar unos días, él lo veía como retribución al apoyo que tenía en casa. Por un tiempo compartió cuarto conmigo y luego le acondicionaron otro espacio.

Cuando mi mamá le tomó la palabra de viajar a Muy Muy, me llevó con ella. Obvio que iba emocionado. Fue para mí una aventura memorable: el frío, el verdor de los paisajes, la comida, la hospitalidad, el transitar por otras tierras, respirar intensamente en esos vientos norteños, conocer más allá de la burbuja capitalina.

La casa de Luis estaba en la entrada de Muy Muy, cerca de la terminal de buses. Su mamá -maestra, costurera y panadera- le había invertido a la casita para contar con lo necesario. Era ella con apoyo de su mamá y hermanas quienes contribuían a los estudios de este chico y la crianza de sus otros tres hermanos.

Frente a su casa había un cerro bien arbolado. Ese paisaje aún lo conservo intacto en mis recuerdos. Disfrutaba la vista matutina y en las noches era común tertuliar en el corredor, con esa vista y la compañía del frío nocturno.

Uno de sus hermanos rápidamente mostró simpatía conmigo y me despertaba cada día a las cinco de la mañana para ir a traer leche recién ordeñada a la finca de su abuelo. El camino era largo pero encantador. Quebradas, variedad de árboles, gente camino a sus trabajos que saludaban o sonreían con este muchacho y conmigo. Lo que si me resultaba aterrador era el entrar a la finca: pasar entre un montón de vacas que temía me hicieran algo, aunque si bien nunca pasó ningún evento que lamentar.

Aquí me la pasé comiendo delicias: frijol camagua con cuajada, gallo pinto cocido con crema, güirilas, tamales, elotes, atol.

Conocí el río La Cruz. Luis y sus hermanos nos mostraron atajos para ir a zonas del río donde podía darse un chapuzón -bueno yo con mi panita, solo era un adolescente que no sabía nadar-. El trayecto era extenso y se debía cruzar muchos cercos, un puente y enramadas. Fue hermoso al llegar. Una zona boscosa, el sonido del recorrido del agua entre las piedras, el estado frío del caudal. Este río contaba una historia de duelo en esta familia: hace unos años había muerto por ahogamiento uno de los hermanos y ya no lo frecuentaban como antes.

Entre otros sucesos que compartir, una de las noches cuando todos dormían, quedé viendo televisión con los muchachos de esta familia. De pronto, cambiando canales, pasaron por uno que había pornografía –heterosexual- y ya no cambiaron más y yo… y yo… ¿qué creen? ¡Era mi primera vez con semejantes escenas frente a mis ojos!

Nunca antes había visto cuerpos completamente sin ropa en plena relación sexual. Sobre todo, no había visto un cuerpo masculino con sus rincones más ocultos expuestos a la cámara sin censura y ahí fue donde se centró mi atención. Entre la pena, la curiosidad y el placer, me disfruté aquellas escenas que me quedaron grabadas.

Me dio escalofríos, así como cuando cae agua bien fría sobre el cuerpo en la ducha matutina. Me erecté, me humedecí, tenía cara de susto. Vimos ese canal hasta que cerró programación.


Ese viaje significó mucho. Fue la primera vez que me oxigené en tierras norteñas, de tener un encuentro cercano con la naturaleza, despertar con el canto de aves, conversar con gente del campo. Aquí descubrí la pornografía, reafirmé mi atracción por cuerpos masculinos, en aquellos años de pubertad cuando “eso” era mi secreto. Luego de un tiempo, Luis se fue de la casa y perdió contacto. Y también, luego de un tiempo ser homosexual dejó de ser un secreto para mí.

Imagen tomada de http://www.mapasnicaragua.net/muy-muy_matagalpa.html