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Marcha del Orgullo LGBTI 2014.
Fotografía: Programa Feminista La Corriente |
Mi
primera marcha del Orgullo LGBTI fue en el 2014. Sentía inseguridad y mucho miedo. Estaba aterrado por el simple hecho de ser un homosexual visible. Era la primera vez que participaría en una conmemoración
global que reúne masivamente en cada país a lesbianas, homosexuales, trans, bisexuales y toda persona que le convoca el activismo por las libertades sexuales.
Ya
en el lugar de los hechos, el miedo se transformó en placer. Abrazarme y sentir el calor de otras y otros que cotidianamente resisten a la discriminación y corear
consignas al unísono, me hizo dar cada paso teniendo presente que somos muchas
y muchos, que estamos en todas partes, en constante rebeldía contra un sistema
que coloca en la periferia nuestra existencia.
Recordar
esta experiencia, me hace reflexionar en lo valioso que son las redes de
solidaridad, en lo vital que es el acuerpamiento maricofeminista.
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Marcha del Orgullo LGBTI 2015. Fotografía: Managua Furiosa |
En
palabras de la feminista comunitaria
Lorena Cabnal (2015) acuerpamiento o acuerpar hace referencia
a la acción personal y colectiva de nuestros cuerpos indignados ante las injusticias
que viven otros cuerpos y proveerse entre sí, energía política para resistir y
actuar contra las múltiples opresiones patriarcales, colonialistas, racista y
capitalistas.
Cabnal
resalta el potencial político que subyace en las redes de resistencia
construidas desde el activismo cuerpo a cuerpo. Desde su mirada “el
acuerpamiento genera energías afectivas y espirituales y rompe las fronteras y
el tiempo impuesto. Nos provee cercanía, indignación colectiva pero también
revitalización y nuevas fuerzas, para recuperar la alegría sin perder la
indignación”.
Creando
un clic entre la definición de acuerpamiento y el activismo maricofeminista, destaco
el planteamiento que Norman Monroy (2017)
hace desde una postura de la disidencia sexual:
Existimos y buscamos un lugar, resistimos. Nuestras
subjetividades se van entretejiendo, generamos procesos colectivos, las redes
que formamos se vuelven una estrategia política de supervivencia; nuestras
vivencias personales son a su vez posturas políticas. Los límites entre ambos
componentes –lo personal y lo político- parecen desdibujarse, ambos procesos se
fusionan, se encuentran imbricados, articulados. Trasmitimos nuestras estrategias
a quienes nos preceden.
Comparto
plenamente el ideario de colectividad que proponen Lorena Cabnal y Norman Monroy. En contextos
donde la existencia de lesbianas, trans, bisexuales y homosexuales es
sancionada social y jurídicamente, es urgentemente necesario el acuerpamiento
maricofeminista para subvertir al perverso sistema heternormativo, responsable
del rechazo/odio hacia personas LGBTI y todo cuerpo feminizado en esta matriz de opresión patriarcal.
Este
año será mi cuarta marcha. Desde ya, con mi acuerpamiento maricofeminista activado.
Listo para para gritar a todo pulmón que ¡Sin feminismo, no hay orgullo! y caminar una vez
más junto a las multitudes LGBTI de distintos territorios del país.
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Marcha del Orgullo 2016. Fotografía: Nina Luna.
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Bibliografía
Cabnal, Lorena. (2015). En el mes de la conmemoración de
las mujeres indígenas, 5 de septiembre Día Internacional de la Mujer Indígena. Encontrado en https://suds.cat/experiencies/857-2/
el 21/06/2017
Monroy,
Norman. (2017). La resiliencia como política de resistencia. Encontrado en http://hysteria.mx/la-resiliencia-como-politica-de-resistencia/
el 21/06/2017
Pd. En principio, había usado “acuerpamiento
marica” pero me pareció más vinculado con mi activismo feminista y LGBTI el término
“maricofeminista”. Gugleando, encontré que es usado por algunas personas LGBTI feministas / Queer para nombrar su activismo.