martes, 1 de septiembre de 2015

“Debates feministas sobre las violencias”

El 31 de Julio, Norma Vázquez, psicóloga especializada en violencia de género, impartió el seminario “Debates feministas sobre la(s) violencia(s)” organizado por el Programa Feminista La Corriente con activistas feministas de diversas procedencias del país. Tuve la oportunidad de escucharla y comparto algunos de mis apuntes.

Su charla inició haciendo referencia a campañas feministas que han sido cuestionadas por mostrar a las mujeres en roles no tradicionales, en actitud de defensa frente a la violencia machista y no de víctima “las mujeres no tenemos permitido defendernos, pero sí morirnos (...) la mujer que rompe el papel de víctima no agrada, nos convertimos en malas (…) es indispensable reivindicar el derecho de las mujeres a defenderse”, dijo Norma.

En su análisis sobre cómo los medios de comunicación presentan la violencia contra las mujeres, manifiesta que es generalizado que las mujeres son noticia hasta que las matan pero no las veces que fueron agredidas y que denunciaron.

Norma propone a profesionales de la comunicación a hacer preguntas más inteligentes cuando se consultan fuentes especializadas en violencia, eliminando por completo típicas preguntas como “¿Cuál es el perfil de un hombre agresor? ¿Cuál es el perfil de una mujer maltratada?” puesto que es necesario dar pie a una nueva cultura de qué es lo que se pregunta.

Entre los debates feministas sobre las violencias, Norma destaca que debe profundizarse en las causas estructurales, tomando en cuenta en ese análisis, otras formas de violencia machista que surgen con las nuevas tecnologías de la información y comunicación, como lo es el ciber acoso, así mismo deben buscarse alternativas para que se noten atractivos en la sociedad los comportamientos igualitarios.

También hizo referencias al modelo de amor romántico en el que tradicionalmente, basamos nuestras relaciones de pareja, donde en el imaginario social colectivo, bajo la influencia de los monopolios de comunicación, la figura del agresor es colocada atractiva y muchas veces se erotiza.

Norma ubicó en el debate la urgencia feminista de fortalecer las alianzas con asociaciones de mujeres, con víctimas/sobrevivientes de violencia, profundizar reflexiones entre mujeres sobre cómo se entiende la violencia, así mismo debatir con hombres, asociaciones de hombres e instituciones públicas.

Imagen: David Ecuador Etxea
Insta a cuestionar discursos donde se colocan como víctimas del patriarcado a los hombres y que no problematizan los privilegios de la masculinidad hegemónica, haciendo referencia a lo que María de Jesús Izquierdo plantea “la enajenación es distinta de la opresión, los hombres no están oprimidos, están enajenados por el privilegio masculino del poder”, parafraseó Norma. 

“Las feministas nunca hicimos discurso de nuevas feminidades, sino de romper estereotipos para ser libres”, añadió Norma, haciendo alusión a las nuevas masculinidades” tema del que se habla mucho pero que poco se nota el enfoque de la deconstrucción, poco se reflexiona desde esa perspectiva, en lo perverso que es la violencia que hombres ejercen contra las mujeres, lo que impide el reconocimiento del papel fundamental de los hombres en la prevención de la violencia machista.

En el seminario se ampliaron conceptos y reflexiones sobre violencia machista, violencia sexista, estructuras de la violencia machista, de manera que podamos diferenciar la violencia como contexto, como conducta, como una relación, como una posibilidad de las relaciones desiguales.

Más sobre las reflexiones de Norma Vázquez aquí.




"Tenemos una deuda pendiente con las mujeres"


“Hombres celosos”, “arrebatos de cólera”, mujeres que “desobedecieron” a sus parejas, “pleitos de pareja”, “crímenes pasionales”, esto y más encontramos en el discurso periodístico, que en lugar de denunciar la violencia y los crímenes contra las mujeres, lo que se hace es estimular una pedagogía de la crueldad, donde se exhibe la figura masculina como una figura potente, como bien lo plantea Rita Laura Segato, teórica sobre la violencia estructural y que ha puesto énfasis en el análisis de la violencia mediática.

Precisamente, sobre estas realidades de las que poco debate existe desde los gremios de periodistas y desde los diversos medios de comunicación, es que profundizamos en el CAP “Cobertura periodística con enfoque de género en temas de prevención de violencia contra las mujeres”.

Fotografía: Walter Vanegas
Mediante el aprender haciendo, acompañadas y acompañados por docentes comprometidas y comprometidos  con el enfoque de derechos humanos, la perspectiva de género y la interculturalidad, pudimos apropiarnos de elementos conceptuales y metodológicos para el abordaje de la violencia de género con el fin de contribuir a la prevención de la violencia machista.

Pudimos conversar entre colegas sobre los enfoques amarillistas y sensacionalistas, de la falta de dominio de marcos jurídicos nacionales e internaciones que protegen la vida de las mujeres, de la crisis a la que se enfrenta la ética periodística y de esta manera encaminarnos hacía enfoques informativos novedosos.

Nos abrimos pasos a un periodismo investigativo, que no solo narra otro caso de violencia, sino que pone énfasis en las relaciones desiguales de poder, que pone en evidencia a los responsables de esas violencias, el papel de la Policía Nacional, la Corte Suprema de Justicia y el Estado ante la falta de acceso y retardación de la justicia, asimismo la falta de medidas de prevención de la violencia, lo que estimula una cultura de impunidad que muchos espacios feministas y de derechos humanos han venido denunciando constantemente.

Con nuestros productos de comunicación proponemos desde formatos de radio, televisión y prensa escrita, un modelo de comunicación que contribuya a los cambios sociales y de comportamientos, urgentes para que podamos convivir en igualdad y equidad.

También invitamos a otras y otros profesionales de la comunicación a impulsar un periodismo de servicio que aporte al debate, al análisis, la reflexión, sensibilización y concientización.

Las y los comunicadoras/es y periodistas tenemos una deuda pendiente con las mujeres, nuestras madres, abuelas, hermanas, tías, primas, vecinas, amigas.

Ellas no están seguras ni en sus casas, ni en la cama, ni en la calle por las brechas de desigualdad que imperan en sociedades machistas y patriarcales como Nicaragua. Parejas, ex parejas, novios, amantes, hombres de la comunidad, desconocidos, están cometiendo diversidad de abusos contra ellas.

Solo en el primer semestre del 2015 el Observatorio Nacional de la Red de Mujeres contra la Violencia, registra 35 femicidios, 4 de ellas eran niñas menores de 10 años y 4 fueron asesinadas en el extranjero. En Managua, 9 de cada 10 mujeres han sufrido acoso callejero, según el Observatorio Contra el Acoso Callejero  Nicaragua.

Es responsabilidad de nosotras/os nombrar las desigualdades, porque bien lo dice una premisa feminista, que lo que no se nombra no existe. El abuso sexual, la violencia física, los femicidios, el acoso callejero, la discriminación en el trabajo y otros espacios, todas las situaciones a las que las mujeres se enfrentan por el hecho de ser mujeres, no son noticias de sucesos ni tampoco convencionales.

No debe haber de  nuestra parte ningún tipo de complicidad con la violencia machista. En nuestros trabajos periodísticos debemos dejar claro que todas las mujeres tienen derecho a una vida sin violencias. Invitemos a jefes de prensa, editores, gremios de periodistas, estudiantes, académicas/os, activistas de DDHH, feministas, otras/os colegas del ámbito de la comunicación a debatir y ampliar perspectivas sobre estos temas.

Gracias al Programa Interdisciplinario de Género de la UCA y a quienes han apoyado financieramente y creído en proyectos formativos como este que estamos finalizando entre profesionales de la comunicación. 

*Discurso CAP “Cobertura periodística con enfoque de género en temas de prevención de violencia contra las mujeres”. 29/08/2015. 






jueves, 13 de agosto de 2015

Mi voz


“Tu voz es muy melancólica, no está en sintonía con las demás”. “Empezás a hablar y ya puedo darme cuenta que sos gay”. “¿Por qué hablás como que anduvieras siempre cansado”. “Aprendé a modular esa tu voz”. “¿Estás seguro que querés grabar con tu voz?”.

En primaria varias veces me remolinaron la tetilla por mi chillona y escandalosa voz, un compañero de la universidad hacía teatro-comedia imitándome como hablo, he hecho pasar vergüenzas a amigas y amigos en karaokes, mi voz tampoco entra en el estándar de voz armoniosa-estética para hacer radio (comercial y no comercial).

En este sistema patriarcal y machista nuestros cuerpos están expuestos a perversas fijaciones en busca de todo aquello que pueda dañar nuestra autoestima y oprimirnos cada vez.

Yo amo mi voz, así como todo mi cuerpo. Gordo, con tetas (como me dijo un especialista del bullying), chaparro, moreno y quien me conoce sabrá que más agregar. Si otros no ven la armonía que yo si siento, no me hago responsable de sus percepciones sobre mí.

En particular, sin mi voz, no sería lo mismo salir a calle a protestar y corear con mis colegas activistas consignas que denuncian las tóxicas implicancias de los abusos de poder.


Sin esta voz disonante no disfrutaría tanto burlarme del sistema haciendo lo que los hijos del patriarcado se han empeñado tanto en impedirme. 


Ilustraciones: Yale Molly Williams 



jueves, 11 de junio de 2015

Es sano salir del armario

Hace unos días soñé que estaba sobre una pared muy alta, en un sitio que ni idea tengo dónde era. El aspecto me recordó el ambiente de Vida Joven (para que se imaginen conmigo y no distraer con tantas descripciones), pero no era ahí. El punto es que mi respiración era escasa, estaba en estado de total pánico. 

No podía ni gritar para pedir ayuda y poder bajar. Estaba recostado boca abajo sobre ese muro, tratando de sostenerme lo más fuerte que podía, con un brazo a cada extremo para no caer. Evitaba mirar al barranco, temblaba del miedo. En mi cabeza estaba la idea: Hasta aquí llegaste.

Apareció de pronto en el sueño, una amiga con la que compartí toda la universidad y realizamos la tesis de licenciatura juntos. Ella hizo varias maniobras para trepar hasta donde yo estaba y lo logró. Fue tan confortable recuperar la tranquilidad. 

Ahora les cuento el contexto en el que ocurre este sueño. La chica heroína de esta historia fue la primera persona con la que compartí con toda confianza sobre mi orientación sexual, sí pues, que soy gay.  

Un día no común ni corriente que desperté, sentí algo raro en el pecho –más raro que yo- y pasé todo el día así. Obvio previamente viví esas malditas crisis existenciales “no tiene por qué ser más un secreto… necesito que alguien más que yo lo sepa… cómo diablos puedo hablar de esto sin miedos… por qué tiene que costarme tanto hablar de esto”.

Resulta que ese día nos vimos. La acompañaba a buscar bus cuando terminamos un trabajo de clases, y en el camino me me dijo ¿Querés decirme algo verdad? y claro que le dije que sí xD ¡Era ese momento o nunca! Por supuesto que nos fuimos a otro sitio. Y así fue como salí del armario con ella, con otras/os y así el proceso ha ido progresando positivamente hasta el día de hoy.

¿A qué viene este recuerdo en mis sueños? Recientemente donde trabajo –en La Corriente- me dieron el chance de invitar a mi mama a un grupo de reflexión entre familiares de personas lesbianas, gays, trans y bisexuales. Consiente que esto aportaría a mejorar nuestro vínculo afectivo, me la pasé maquinando por largo tiempo ¿cómo jodido le digo a mi mama? Mi relación con ella no es conflictiva, para nada, pero muchos miedos y culpas me han limitado a conversar con ella francamente sobre mi orientación sexual, sumándole duelos que están a flor de piel en el entorno familiar con la muerte de mi abuelita, pues ya sabrán cómo me puse craneando la forma de invitarla, pero lo hice.

Y les cuento que nada de dramas. Asistió, se integró bien al grupo, conoció a otras madres, abuelitas, hermanas, hermanos, padres, tías, de personas LGBT y tengo la mayor de las certezas que en nuestra relación nuevas páginas comenzaran a escribirse y seguramente vendré aquí otra vez a contarles. 

Perdiendo el miedo a las alturas. Cerro La Cruz, Jinotega. Fotografía: Norman Cuba. 

miércoles, 20 de mayo de 2015

Registro de un escape al norte :)

En estos días de mayo me dí un escape para oxigenarme, entregarme al rico frío del norte y sus encantos, reencontrarme con gente bonita. Comparto algunos de esos instantes, varios de ellos desde las alturas. Agradecido por la compañía de quienes fueron parte de esta aventura extrema y seguro que habrá otra porque no estuvimos completas/os ;) 

























Créditos de Fotografías/ Protagonistas de la aventura: Norman, Iris, Yo. 

Pd. Un poco de la música que nos acompañó en la travesía :D 




jueves, 7 de mayo de 2015

♪ ♫ ¿Dónde Están Los Ladrones? ♩ ♬

Entre toda la música comercial – que se ha encargado enfáticamente de reproducir discursos machistas- hay canciones con letras que aportan a las causas por las que el feminismo ha venido abriendo caminos para poder conquistar "todos los derechos para todas las mujeres".

Con el fin de que dejemos de pedir varias de esas canciones tan trilladas en un karaoke o en la radio, por favor, que cargan de culpas a las mujeres y sustentan las violencias machistas, hago una segunda entrega con canciones de artistas que seguramente conocés muy bien, que nos hacen pensar sobre el peso de los esteretipos de belleza, fundamentalismos religiosos, las rupturas amorosas y la violencia sexual. 

Sí, claro que no hay mejor música que la de aquellas que políticamente se asumen compositoras e intérpretes feministas, sin embargo entre ese montón de música “comercial”, hay varias que valen la pena ponerle más oído y andarlas en tu lista de canciones de tu reproductor de música e ir desechando aquellas invadidas de machismo.

¡Tu boca es fundamental contra los fundamentalismos!

Shakira - ¿Dónde Están Los Ladrones?



¡Tus ideales de belleza me tienen harta!

Christina Aguilera - Beautiful


No es tu media naranja, es tu exprimidor

Pulina Rubio - Causa y efecto


¡Que el amor valga la alegría y no la pena!

Julieta Venegas - Me voy


Pd. Me encontré un reggaeton. 

¡Yo elijo cómo me visto y con quien me desvisto!

Ivy Queen – Pa’ la cama voy





miércoles, 6 de mayo de 2015

♪ ♫ No pueden detenernos ♩ ♬

Esta vez no quiero hablarles de canciones que refuerzan mecanismos de opresión del sistema patriarcal. Por el contrario, entre esas canciones que suenan bajo la etiqueta de “música comercial”, de compositoras/es e intérpretes que no meramente hacen música en su cien por ciento a favor de una causa social, me he encontrado con varias que cuestionan ideas distorsionadas del amor, mandatos sociales por ser mujer o la violencia callejera.  

Les comparto algunas de estas canciones interpretadas por mujeres que aunque políticamente no se asuman feministas, los pesos de las violencias machistas han pasado por sus cuerpos y han creado y dado voz a temas que proclaman la liberación y solidaridad femenina e instan a transgredir normas sociales.

No estaría mal que se dejaran contagiar más del feminismo y ponerle ritmo a discursos que nos inviten a  reflexionar sobre las implicancias de todas las violencias machistas que generan desigualdad e inequidad. 

¡Si tocan a una, nos tocan a todas!

Christina Aguilera - Can't hold us (No pueden detenernos)


¡Cuando una mujer dice no,  es NO!

Rocío Dúrcal y Juan Gabriel - Déjame vivir 


¡Mi vida no gira alrededor de tu pene!

Jaci Velásquez - No hace falta un hombre


¡Ni sumisa, ni devota!

Paulina Rubio - Yo no soy esa mujer


¡El amor romántico limita tu autonomía!

Jennifer López - Qué hiciste


¡Me quieres virgen, me quieres santa, me tienes harta!

Shakira - Pies descalzos, sueños blancos


¡El amor no tiene por qué durar para toda la vida!

Julieta Venegas – Despedida


¡Nuestros derechos, todos los días!

Cyndi Lauper - Las chicas solo quieren divertirse


Imagen tomada de: soyunachicamala.wordpress.com








jueves, 30 de abril de 2015

¿No te parece un delito esa “propuesta indecente”?


En nuestra cultura sostenemos y fomentamos el abuso sexual, tanto que hasta nos llegan a gustar, coreamos y bailamos canciones que describen escenas de este delito.

Desde luego, no cuestionamos esos discursos que naturalizan el abuso sexual porque el macho intérprete “canta bonito”, “es mi cantante favorito”, “la canción es pegajosa”, “tiene buen ritmo”, “está de moda” o porque “está guapo”. Justificaciones siempre sobran.

Es altamente preocupante que en las radios, en nuestra play list, en Youtube, en spot publicitarios, centros recreativos, etc., estas canciones figuren como si el abuso sexual no estuviera tipificado como un delito y más escalofriante aun, que exista un público masivo que consume y que da pauta a que en el imaginario colectivo se coloque la idea de que se puede dominar, poseer, cosificar a otra persona sin su consentimiento o conocimiento para su propia satisfacción sexual.

Por muchos años el movimiento feminista y los grupos de mujeres en todo el mundo, han hecho un enorme trabajo por visibilizar y denunciar las agresiones sexuales que mayormente son cometidas por hombres sobre los cuerpos de mujeres, niñas, niños y adolescentes.

Se ha logrado tener claridad de que el delito del abuso sexual más allá de la penetración, abarca también todo contacto físico -tocamientos, masturbación, sexo oral- así como la ausencia de contacto -exhibicionismo, erotización con relatos de historias sexuales, vídeos- películas-fotografías-.

Propongo repasar algunas canciones que buscan legitimar ideas, actitudes y prácticas machistas, con el fin de poner en evidencia las trampas que pone la industria musical heteropatriarcal  para naturalizar el abuso sexual.

El merenguero dominicano Eddy Herrera, hace más de diez años lanzó el tema “Demasiado niña”. En esta canción sin maniobras discursivas, este macho intérprete expone su deseo erótico de poseer a una niña de 13 años: 

“Si tú no fueras tan niña / yo te llevara conmigo / y si no fueras tan angelical  / mi amor a ti yo debería entregar  / te pido que me perdones  / si mis palabras te hieren  / no es esa mi intención  / es que te falta conocer más del amor”.

“Y es que eres demasiado niña / para empezar amar  / eres como una fruta nueva  / que no se debe tumbar  / y es que eres demasiado niña bebe  / para empezar amar  / apenas tienes 13 años  / y no sabes besar”.

Este corresponde a uno de los “hits” de este dominicano, que ha causado euforia entre los y las amantes a los ritmos tropicales cuando ha visitado Nicaragua. A pesar que en su momento hubo cuestionamientos a este tema, no importó mucho, el ritmo era pegajoso y por eso seguramente dio recientemente voz a lo que se entiende como una continuidad de “Demasiado niña” y que tituló “Ahora soy yo”:

“Ahora soy yo que quiero tenerla / ya no es una niña es toda una hembra / ahora soy yo que ando loco por ella / me tiene perdiendo el sueño / y en la cama dando vueltas”. 

La miré, me miró / sonreí, sonrió/ me acerqué, se acercó / le dije: ¿cómo estás? / le pregunté su edad, me dijo: 23 /soy la niña, ahora toda una mujer".

¿Y si nos vamos a una clásica "romántica"? Si viajamos un poco en el tiempo, encontramos al venezolano Guillermo Dávila, cantante, compositor y actor de telenovelas, intérprete de “Sin pensarlo dos veces”. Así con esa velocidad que propone, leamos algunas líneas de esa canción:

“Dios, que hermosa te ves / que me provoca violarte de amor”.

“Es mi vida en tus ojos que me gritan que no / que no existe más nadie y tu hombre soy yo”.

“Sin pensarlo dos veces la empuje a la pared / le arranque el vestido y la llené de amor / sin pensarlo dos veces me abrazó y me besó / sin pensarlo dos veces nos violamos de amor”.



Es impresionante lo que encontramos cuando hacemos una lectura con perspectiva de derechos y de género en esas “líricas” que la industria musical nos impone y que pretende consumamos sin cuestionar. 

“Sin pensarla dos veces” nos muestra como en nombre del amor, el patriarcado justifica los abusos y agresiones sexuales contra las mujeres. No se aleja mucho Romeo Santos, quien ha interpretado decenas de temas impregnados de machismo, entre ellos “Propuesta indecente”:

“Y si te invito a una copa / y me acerco a tu boca / si te robo un besito, al ver que no vas conmigo/ ¿qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche? / que se empañen los vidrios si la regla es que goces”.

Si te falto el respeto / y luego culpo al alcohol / si levanto tu falda ¿me darías el derecho a medir tu sensatez?”.

¿No te parece un delito esa “propuesta indecente”? Los hijos sanos del patriarcado siempre encuentran manera para justificar sus delitos, y Romeo Santos en ese tema descaradamente habla de culpar al alcohol para evadir el abuso sexual.  Y por si ese tema no es suficiente para demostrar el poder y control masculino sobre los cuerpos de las mujeres, veamos que dice en la canción “Eres mía”:

“No te asombres si una noche / entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía / bien conoces mis errores / el egoísmo de ser dueño de tu vida / eres mía (mía mía) / no te hagas la loca eso muy bien ya lo sabías”.

Son muchas las canciones donde podemos identificar cómo los mecanismos de opresión del sistema patriarcal juegan un papel de naturalización pero nunca de cuestionamiento frente a las violencias machistas. El tema “Tatuajes” de Elvis Crespo, también contribuye a reforzar esta idea:

“Mami apaga las luces y cierra los ojos / déjame tomar control de la situación  / ¡Échate para acá!

Con estas líneas que repasamos de estas canciones podemos tener certeza que la cosificación de los cuerpos de las mujeres es uno de los mecanismos muy presentes en los discursos de éstos macho intérpretes. 

La imagen de la mujer aparece siempre como un objeto sexual que todo hombre puede poseer sin importar las implicancias que ese abuso significa en la vida y cuerpos de las mujeres que lo sufren.

Tampoco se percibe temor ante los instrumentos jurídicos que regulan este delito porque a cómo expresan en sus músicas estos “súper hombres”, encuentran maneras para justificar lo injustificable. Buen oído con lo que escuchamos y coreamos, el abuso sexual es un delito y existen instrumentos nacionales e internacionales que lo tipifican de esta forma. 

Imagen tomada de la iniciativa Yo te creo de MCAS. 







lunes, 13 de abril de 2015

Y te apagaste

Me obsequiaron el libro "El animalero" de Humberto Ak´abal, poeta Guatemalteco. Una de estas noches de abril descubrí estos versos: 

Y te apagaste

Como llamita de candil
después de una noche de vela,
tus ojos fueron perdiendo luz.

Ya no había nada que ver.

Las campanas
dejaron volar
sus aves de duelo.

Y te apagaste. 


Fotografía: Frank Hooker 

viernes, 20 de marzo de 2015

♪ ♩ Irse es volver a volver ♪ ♩


 “Le doy la bienvenida a Bob al tenebroso (…) mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia”.
Juan Carlos Onetti

El fantasma de la muerte me da tanto pero tanto pánico. Conocí de él cuando tenía 6 años, cuando un día de enero de 1997 falleció mi papa chepe, mi abuelito materno.

Él vivía cerca de mi casa y frecuentemente llegaba a pasar el día. Me acuerdo que era bien afectivo y jueguetón conmigo y mi hermano. También le gustaba la tranquilidad. Solía irse a un espacio del patio de la casa a leer el diario con alguna taza de café o un refresco que mi mama preparara.

Mi papa chepe era un maestro de obra muy buscado, claro que con el pasar de los años en su cuerpo, fue desplazando lo laboral. Recuerdo que a veces que salía con mi mamá y pasábamos en el bus por ciertos lugares ella me decía “mirá, esa casa la construyó mi papa”. De hecho, parte de mi casa todavía pudo contribuir en el diseño y construcción.

Un día que desperté y pregunté dónde andaba mi mama, mi tía me dijo que andaba con mi papa chepe en el hospital y que estaba esperando que volvieran para saber cómo se encontraba él porque se había puesto “malito”. Durante el día fueron llegando a la casa otros familiares.

Yo empecé a ver eso todo extraño. “Falleció mi papa” alcancé escuchar de pronto entre mis tías, tíos, primas y primos más grandes que yo, acompañado de abrazos y llanto incontrolable. Yo observaba con detenimiento todo lo que pasaba, pero no comprendía bien lo sucedía. Me puso nervioso cada escena que presenciaba.

Se me parecía inexplicable como una persona con la que tenía vinculación afectiva y con la que días antes había estado jugando, de un momento a otro “falleció”.

Por decisión familiar fue velado en mi casa. Dentro del ataúd solo lo vi una vez. Le pedí a mi papa que me chineara para alcanzar a ver porque no tenía mucho tamaño para hacerlo por mi propia cuenta. Fue un impacto grande verlo dentro de ese ataúd, inmóvil. Voltee la cara al instante.

No me gustó verlo así y reclamé con mucho enojo a “Dios”, en mi mente, que porqué me había dejado sin mi papa chepe. Pasé haciendo eso casi todo el tiempo que duró la vela, y luego del entierro. Yo no quería ver a mi mama sufriendo ni a nadie de mi familia. Tampoco podía imaginarme no compartir ni un día más tiempo con mi abuelito.

En estos días de marzo, 18 años después de ese trago amargo en la infancia, el fantasma de la muerte volvió a pasar por mi familia. Esta vez se llevó a mi mama conchita, mi abuela materna. Todo fue muy distinto. Ya no era el niño aquel de 6 años que no comprendía las cosas que suceden en el mundo de los adultos y las adultas.

Estaba consciente del estado grave de su salud. Que su enfermedad había sido diagnosticada en fase avanzada en la que no había mucho por hacer para prolongar su vida, según dijera el personal médico que atendió su caso y pues, no hicieron casi nada.

También tenía claridad de que ella por haber sucumbido en una cultura de cuidados hacia otros y otras durante toda su vida, la atención de su salud ocupó un plano de menor relevancia, es decir, “de sí para el resto”, sumado a los tabúes y desinformación que giran en torno a la salud sexual y reproductiva, todo eso la colocó en una situación de alto riesgo.

Sí. Todo fue distinto esta vez. Veía el sufrimiento en la familia, más de cerca el de mi mama que el año de ajetreo hospitalario y de atenciones especiales a mi abuelita, ella no la abandonó y alteró su rutina para estar al pendiente el máximo de tiempo que pudiera, significando esto también un impacto en su salud.

Me tocó ser parte de pláticas duras: cementerio, bóveda, ataúd. Que conversaciones más escalofriantes. Debíamos estar "preparadas y preparados" con todo lo que implicaba una muerte que podía ocurrir en cualquier instante. 

La enfermedad fue progresando sin piedad y el estado de salud mi mama cochita fue en empeorando. Entre tantas limitantes económicas en la familia se hizo lo más humanamente posible para contrarrestar el dolor hasta el último momento que viviera. Acompañándola, platicando con ella, consintiéndola y siguiendo las recomendaciones médicas (privadas ante lo poco que se logró con el sector público) al pie de la letra.

Era lo más justo, luego de años de entrega y sacrificios que asumió como parte de la naturalización del modelo de la madre-abuela-bisabuela abnegada que se inculca en sociedades machistas y patriarcales.

Ella educó a tres generaciones (hijas/os, nietas/os, bisnietas/os) y asumió muy regia el liderazgo en la familia todo el tiempo, con mi abuelo y en ausencia de él. Fue clave para reunir a la familia en diversas fechas conmemorativas: su cumpleaños, día de la madre, navidad, fin de año. Disfrutó mucho de esos emotivos momentos, con hijas, hijos, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas, amigas y amigos cercanos y cercanas a ella. Le encantaba tener a la familia visitándola.

Pude verla partir, así como ella me vio venir al mundo cuando atendió el parto de mi mama del cual nací yo, en el que trabajó mucho porque fue de alto riesgo, y sin ser médica, con sus saberes de partera, pudo controlar la situación.

La muerte es algo que a todas y todos nos llegará, lo sé, pero verla y sentirla de cerca, pensar en ella, da tanto pánico, sobre todo porque el duelo no es solo por la muerte de quien se va, si no también por el dolor de las y los que quedan. Me ha tocado montón gestionar esta pérdida con serenidad (al menos en cuanto a lo expresivo). Si algo he aprendido estos días es que este papel es necesario en medio del desconsuelo en la familia, sin embargo, el cuerpo me indica que hay que buscar apoyo para gestionar de la mejor todas las emociones que se me rebaten. 

La historia de mi mama conchita me conmueve y me mueve. Me inspira en mi activismo feminista, porque desde luego la cosmovisión machista en la que fue criada la privó del autocuido. Y nos dijo adiós. Murió muy serena y rodea da la familia en su casa, a cómo ella lo pidió. Seguirá en nuestros más preciados recuerdos. 

Gracias infinitas a las personas que de una u otra manera estuvieron preguntando cómo iba todo, a quienes se enteraron y llegaron a dar abrazos confortantes a la familia, y quienes enviaron virtualmente y mediante llamadas o mensajes su pésame. 

*Fotos tomadas en su último cumple, 8 Diciembre 2014