jueves, 13 de agosto de 2015

Mi voz


“Tu voz es muy melancólica, no está en sintonía con las demás”. “Empezás a hablar y ya puedo darme cuenta que sos gay”. “¿Por qué hablás como que anduvieras siempre cansado”. “Aprendé a modular esa tu voz”. “¿Estás seguro que querés grabar con tu voz?”.

En primaria varias veces me remolinaron la tetilla por mi chillona y escandalosa voz, un compañero de la universidad hacía teatro-comedia imitándome como hablo, he hecho pasar vergüenzas a amigas y amigos en karaokes, mi voz tampoco entra en el estándar de voz armoniosa-estética para hacer radio (comercial y no comercial).

En este sistema patriarcal y machista nuestros cuerpos están expuestos a perversas fijaciones en busca de todo aquello que pueda dañar nuestra autoestima y oprimirnos cada vez.

Yo amo mi voz, así como todo mi cuerpo. Gordo, con tetas (como me dijo un especialista del bullying), chaparro, moreno y quien me conoce sabrá que más agregar. Si otros no ven la armonía que yo si siento, no me hago responsable de sus percepciones sobre mí.

En particular, sin mi voz, no sería lo mismo salir a calle a protestar y corear con mis colegas activistas consignas que denuncian las tóxicas implicancias de los abusos de poder.


Sin esta voz disonante no disfrutaría tanto burlarme del sistema haciendo lo que los hijos del patriarcado se han empeñado tanto en impedirme. 


Ilustraciones: Yale Molly Williams 



No hay comentarios:

Publicar un comentario