martes, 10 de diciembre de 2013

Migrar es un derecho




"Sabemos que las manos vacías también son símbolo de orgullo, sabemos que una retirada no siempre es una derrota." (Manuel Membreño, Prólogo de "La Fuga" Berman Bans 2013).

Comparto la decisión tomada sobre mi renuncia como miembro del Movimiento Juvenil Nicaragüita Capítulo Managua (MJN Managua), y por consiguiente a mi cargo de Secretario de la Junta Directiva Municipal de dicho capítulo. 

Desde el 2008 que integré el MJN tuve  múltiples oportunidades favorables a mi desarrollo personal y profesional. Experiencia que en calidad de voluntario y técnico de proyecto, retribuí a la organización, abonando al fortalecimiento del trabajo con jóvenes líderes y lideresas en diversas comunidades del país. 

Tuve el chance de participar en espacios de reflexión y debate sobre la situación social y política del país, y así, fui parte de la construcción de propuestas orientadas a transformar lo que no nos gusta, eso que impacta negativamente en nuestras condiciones de vida.

Conocí a diversidad de personas que luchan por un país mejor, porque les enfurece enormemente la violación a los Derechos Humanos por parte de funcionarios/as que suelen abusar de su poder. 

De igual manera, compartí con gente que hacen sus mayores esfuerzos por combatir plagas como el machismo, y lograr una convivencia en igualdad, equidad y respeto entre mujeres y hombres. 

Asimismo, me encontré en el camino de los movimientos sociales a personas que el tema de Derechos Humanos, en un país de atropellos como Nicaragua, el contexto les es perfecto para hacer negocio y poder chuparle dinero a organismos de cooperación para el desarrollo, que reproducen antivalores que le recriminan a partidos políticos y al gobierno. Que utilizan la bandera de sociedad civil para proyectarse a corto o largo plazo, en lo político-partidario, y de compromiso social solo tienen el discurso. 

Conocer desde adentro este escenario contradictorio con la razón de ser de movimientos sociales, me llevan a darle continuidad a mis metas y sueños desde afuera. Apuesto por respirar y explorar desde otros paisajes que me permitan continuar mi lucha por una transformación del sistema, esa lucha que la sociedad civil me predicó y que me dijo ser justa y necesaria. Porque lo creo, no la abandono.  Me anima la posibilidad de poder vivir y escribir nuevas historias. 

El recuerdo más significativo que me llevo es el de la revuelta que sin miedo a nada, mujeres y hombres del MJN emprendimos para la realización de elecciones libres y transparentes en la organización. Denunciamos públicamente el procedimiento ilegal e ilegítimo, desapegado a los estatutos en la elección de Junta Directiva Nacional, y desconocimos los cargos electos. No hubo disponibilidad de las partes cuestionadas para solucionar el conflicto, pero nuestras voces se alzaron evidenciando lo que olía mal con una postura inalienable.

Agradezco enormemente a quienes colaboraron durante mi desempeño como técnico del proyecto “Jóvenes ejerciendo su derecho a la participación, logran cambios en la sociedad y en las políticas públicas”, que fue mi último cumplido con la juventud desde el MJN. Solo con el apoyo y esfuerzo conjunto de jóvenes lideresas y líderes de los municipios participantes, socios, organizaciones aliadas, asesoras/es y amigas/os, los resultados obtenidos en cuanto a crecimiento personal, desarrollo organizacional y equidad de género, fueron satisfactorios.

Creer en la juventud fue el pilar fundamental que sostuvo la implementación de este ajetreado proyecto. No quiero dejar de agradecer a las personas que cuando financieramente cerró la ejecución, se mostraron  fieles a valores como la ética, el compromiso y la solidaridad. Gracias por estar. 

Migrar es un derecho, y por ahora, busco un espacio coherente con el discurso que promueve, sin titireteros ni títeres, horizontal, integrado por personas honestas, comprometidas social y políticamente, no por devengar un salario, o por interés para proyectarse en lo político-partidario, sino porque una causa justa lo mueve a cuestionar un sistema desigual. 




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