miércoles, 1 de enero de 2014

La justicia debe ser completamente justa

"Para soportar con serenidad tanta injustica, hace más falta filosofía de la que yo tengo"

Se me dio por hablar de justicia, pero ¿Quién soy yo para hablar de justicia? Ayer en hora pico en un bus mixto el conductor me dio vuelto como que pagué con diez, cuando en realidad había pagado con cinco ¿Y saben qué? No dije nada. Eché a la bolsa de mi pantalón las monedas y avancé, a como pude,  entre el gentío. 

¿Qué poca honestidad no? Pensé que así se recompensaba las otras varias veces que choferes me quedaban debiendo cincuenta centavos con la excusa de no llevar sencillo.
¿Si la justicia fuera un poco justa, muy seguramente estaría siendo procesado por robo no? ¿O quizás abuso de confianza? ¿O por estafa? No sé con exactitud cómo se nombraría el delito. De lo que si tengo certeza es que mi argumento para defenderme no tuviera validez alguna como para escaparme de la justicia, la que me caería con todo el peso y con hecho comprobable, y claro está, mi propio relato, si éste, sería la prueba en mi contra. 

¿Tendré cara para seguir hablando de justicia? Por ahí escuché que estamos en la época donde la incoherencia está de moda. Entonces creo que proseguiré. 

Si la justicia fuera un poco justa, las cárceles existentes no fueran suficientes para tanta gente que debería estar pagando por delitos cometidos. Muchas personas de las que vemos en las calles son agresores, violadores, acosadores, estafadores, padres que no cumplen con la manutención para sus hijas/os, prófugos, por mencionar. Merodean cualquier lugar con tanta tranquilidad, porque desde luego vivimos en un mundo de máscaras. 

¿Y qué hay de funcionarios/as, obispos, sacerdotes, pastores, líderes/as de partidos políticos, de la sociedad civil? Hay muchos/as que deberían estar siendo investigados/as y procesados/as, sin embargo el poder les otorga privilegios. 

Claro está que no todos los casos pueden ser comprobables porque algunos/as tienen un arte para delinquir que la víctima podría en muchos casos ser a quien le caiga el peso de la ley por “injurias y calumnias”. De esta manera se fomenta aún más el concepto de que lo que es de casa se resuelve dentro de este espacio, y nunca jamás fuera de ahí. 

Debo decir que no hay que generalizar. Hay personas dentro de sociedad civil, partidos políticos, iglesia y funcionarios/as que practican y promueven valores y principios éticos, en cambio otros/as dejan mucho de qué hablar. 

Resulta importante abordar lo que sucede cuando llega a lo público algún delito cometido por alguien vinculado a partidos políticos, sociedad civil  o la iglesia, y que se le tilda de opositor. Ya sea corrupción o un delito de violencia sexual. Pasa que si el acusado logra pactar con el partido de gobierno, manipulador de todos los poderes del Estado, aunque el sea culpable, se le otorga descaradamente libertad, pero si no es así y al gobierno no le interesa pactar, solo pasar factura, alea iacta est. Ejemplos de los dos tipos hay de sobra. 

Por otro lado, cuando el acusado está dentro del círculo de protección del gobierno, difícilmente el sol brilla para la víctima, aunque sea parte de los pobres del mundo. 

Es que todo se politiza!!! La lógica es que si cometés un delito comprobable, la justicia debe prevalecer y punto, sin ninguna distinción. No hay leyes exclusivas para pobres, ricos, funcionarios, empresarios. Las hay para aplicarse a todos/as por igual, sin manipulaciones. 

Recuerdo el caso de un ciudadano que fue acusado de robar una gallina. Los medios nombraron el proceso como “la gallina de oro”. Este ciudadano fue enjuiciado apegado a lo que dicta el código penal y dejado en libertad hasta que el demandante decidiera retirar los cargos en su contra ¿Qué indignante cuando los privilegiados -funcionarios, religiosos, entre otros protegidos por el partido de gobierno- con todas las pruebas de qué son culpables, resultan ser absueltos no? Hemos sido testigos de asesinatos, violaciones, robos al erario público, y como estos delitos queda impune. 

Es triste como luego de tantas guerras y sangre derramada, seguimos demandando lo mismo, un Estado de Derecho y todo lo que ello implica. 

Solo hasta que la justicia sea un poco justa, nuestra Nicaragüa nicaragüita tendrá otras historias que contar. Pero si quien administra la justicia no tiene el mínimo interés de aplicar la ley por igual y sin intromisiones ¿Qué nos toca por hacer? 

Es imprescindible que cuestionémonos la manera en que cada uno de nosotros/as aplicamos la justicia en nuestra cotidianidad ¿Qué tan justas son nuestras acciones? ¿Qué tan honestos/as somos? He ahí porque empecé con una experiencia personal este escrito.

Hacer las cosas de manera distinta, es un reto individual que debemos convertir en colectivo para alcanzar cambios sociales y de comportamientos que favorezcan nuestras condiciones de vida y logremos así que la justicia sea, más que un poco, completamente justa. 


 

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