Fueron dos semanas intensas, más
que por las jornadas formativas de cada día, por la conexión que como activistas encontramos entre nuestras esperanzas
y preocupaciones. Esta buena vibra fue indispensable para alcanzar los
objetivos del curso de Plataforma Global El Salvador: Enfoque Basado en Derechos Humanos/Toma la Palabra en Suchitoto, municipio del Departamento
de Cuscatlán, El Salvador.
En lo personal comparto que
vacilé en mi decisión de asistir al curso por advertencias en temas de
seguridad que me hicieron algunas personas cercanas, pero lo vi como un desafío
más y empecé a hacer maletas para entregarme a esta aventura formativa.
Así conocí del trabajo organizativo
que realizan jóvenes de Guatemala y El Salvador desde movimientos sociales, de
las luchas que lideran en sus países para mejorar las condiciones de vida de la
ciudadanía. Nos movilizan temas como la violencia basada en género,
discriminación hacia la comunidad LGBTI, exclusión política y social de la juventud, seguridad ciudadana, falta de acceso a educación de calidad y empleos dignos, transformación del sistema político y gestión de riesgos.
Aunque trabajamos temas en común,
fue una riqueza conocer los métodos que cada grupo utiliza para sensibilizar y
concientizar a otras/os actores sociales de cambio. Hubo organizaciones que
evidenciaron porque es importante ponerle creatividad a nuestras estrategias y
campañas en las que apostamos a cambios políticos y sociales. Demostraron como
a través del baile, la música, el teatro y el periodismo ciudadano podemos
hacer que los mensajes lleguen efectivamente a las emociones y sentimientos de la
gente, haciendo cosas que a ellas/os les atrae, que los involucre.
Juntas/os aprendimos de la
educación popular para el diseño de planes de acción y construcción de
discursos para la movilización social y la participación comunitaria. Conocimos
herramientas para el análisis de derechos, actores, poder y vulnerabilidad.
Ejemplo de ellas: ichicagua para
reflexionar sobre efectos y causas de los problemas que combatimos en nuestras organizaciones; el cubo de poder que permite identificar
con claridad niveles, tipos y espacios donde se ejerce el poder, si favorecen o
limitan nuestras estrategias; y la estrella de proyecto base para la
formulación de objetivos, mensajes, contexto, definición de grupos metas y actores
claves.
Conocimos del relato propio, de
nosotras/os, y del relato actual para motivar a la acción. Este recorrido que cada una/o realizó,
permitió cuestionarnos sobre las razones que nos llevan a hacer lo que hacemos,
por qué somos activistas, que limitaciones y que motivaciones encontramos en el
camino por la defensa de Derechos Humanos. Nuestros relatos propios se
vincularon con los de otras/os y fue un interesante ejercicio que permitió
construir el relato de nosotras/os e identificamos estrategias para búsqueda de
soluciones.
Nos dimos cuenta que las
fronteras no nos dividen, sino que nos unen, porque detrás de ese cerco que
alguien inventó, tenemos vecinas/os haciendo trabajo similar al de nosotras/os,
y por lo tanto, podemos articularnos para aprender de las buenas prácticas
implementadas en nuestras organizaciones.
En cuanto a lo recreativo, pasó
de todo ¿No era de esperarse en una convivencia 24/7? Jejeje Noches de talentos,
tertulias orgásmicas, veladas en la piscina, por cierto me enseñaron a nadar,
mejor dicho a chapalear porque me falta un poco aun. Recorrimos las calles de Suchitoto, fuimos al
teatro, comimos ricas pupusas de maíz o de arroz, y puedo decir que como las
salvadoreñas no hay otras. Algunas
noches nos refrescamos con bebidas propias de El Salvador.
Sin duda alguna que “ver las estrellas” tiene ahora una
nueva significación para algunas/os, y la cultura
chupística será un juego que no olvidaremos. Nos hacía pensar más rápido
que un tronar de dedos y era cuando descubríamos que tan creativos somos por
los tipos de retos que implantábamos. Tuvimos pláticas sobre particularidades
del español de El Salvador, Guatemala y Nicaragua. En definitiva, la pasamos
chévere, creamos vínculos afectivos, reímos, también lloramos y jugamos mucho.
Estoy de regreso. Sano y salvo. No
olvidaré Suchitoto, los espacios y las personas que ahí conocí. Ya las extraño
como que las conociera de años o cómo que compartí buenos momentos con ellas/os
en alguna de mis otras vidas. De seguro que habrán otros sitios donde coincidiremos y podremos
abrazarnos. El universo conspirará a favor de nostras/os. Tenemos las redes
sociales virtuales, así que seguiremos en comunicación. Ahora queda compartir.
Aprendimos nuevas y útiles herramientas para fortalecer nuestras estrategias de
trabajo y campañas de comunicación con el enfoque basado en Derechos Humanos,
teniendo presente el principio de la solidaridad sin confundirlo con la
caridad.
Somos activistas no por
casualidad y tenemos el reto de no claudicar para continuar con muchas energías
nuestras luchas sociales y políticas, así que ideas en acción. ¡Salú Suchitoto!
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