lunes, 29 de octubre de 2012

Prácticas de sexo seguro en adolescentes y jóvenes



Nicaragua dispone de un capital humano muy joven. En su informe sobre Desarrollo Humano para el año 2009, el PNUD describe a Nicaragua como “un país de rostro joven” donde el 45 % de la población tiene menos de 15 años y el 62 % menos de 23 años; esto hace de Nicaragua uno de los países más jóvenes del mundo y con potencialidades novedosas.

Al ser la adolescencia y juventud los sectores mayoritarios en Nicaragua, esto genera ventajas y desventajas. Por un lado, todo indica grandes oportunidades para que un país como Nicaragua logre salir del subdesarrollo sabiendo aprovechar la oportunidad del “bono demográfico” mediante políticas públicas orientadas al desarrollo integral de la juventud que abarque salud, educación, empleo, cultura y recreación. Pero la realidad es otra. La adolescencia y juventud son sectores excluidos política y socialmente.

Precisamente, la exclusión que sufren los adolescentes y jóvenes los ubica en una condición de alta vulnerabilidad ante diversas problemáticas de índole social. Ejemplo de ello es que los casos de infecciones de transmisión sexual en Nicaragua incluyendo el VIH, son una realidad preocupante, en especial en la adolescencia y juventud.

Esto puede tener la causa en la no utilización de métodos preventivos, así como la escasez de información científica libre de prejuicios que debe brindársele a la adolescencia y juventud en todos los círculos sociales, desde su familia, su escuela y los centros de salud e instituciones públicas y privadas que tienen relación con los temas de sexualidad.

De acuerdo a un estudio sobre juventud realizado por el Movimiento Juvenil Nicaragüita en el 2010, en Nicaragua hay una marcada tendencia en la adolescencia y juventud a iniciar la vida sexual antes de los 20 años. Esto sumado a los índices de personas que no utilizan métodos anticonceptivos genera embarazos a temprana edad y matrimonios prematuros.

Otro de los resultados que muestra el estudio, es referido al sector salud. La juventud en general no utiliza los servicios de salud debido a que los encuentra poco atractivos, pues hay una mala atención, carencia de medicamentos, porque se automedican, se sienten discriminados como jóvenes, y en algunos casos porque les quedan distantes y poco accesibles.

En este sentido se observa como la exclusión genera muchos impedimentos en adolescentes y jóvenes que les permitan ejercer sus derechos sexuales y alcanzar su salud sexual. Para que las personas logren el más alto estándar de salud, deben estar empoderadas para ejercer sus decisiones en cuanto a su vida sexual y reproductiva. Deben sentir confianza y seguridad para expresar su propia identidad sexual.

Partiendo de la premisa de que los derechos sexuales son derechos humanos relacionados con la sexualidad, La IPPF, proveedora global de servicios y defensora de los derechos sexuales y reproductivos en igualdad para todas las personas, defiende el derecho a la salud y los beneficios del avance científico. La IPFF es una red de 40 organizaciones de salud sexual y reproductiva (SSR) en Norteamérica, América Latina y el Caribe.

Por tanto, en el artículo 7 de la declaración de La IPFF, se plantea que todas las personas tienen derecho a insistir en la práctica del sexo más seguro para la prevención del embarazo no deseado y de las infecciones de transmisión sexual, incluyendo el VIH y el Sida.

En este sentido, el uso de condón en adolescentes y jóvenes resulta una de las opciones más viables y factibles para prevenir ITS y VIH/Sida, así como embarazos a temprana edad.

De esta forma, se necesita una articulación entre Ministerio de Educación (Mined) y Ministerio de Salud (Minsa) que permita la creación de planes de salud integrales, libre de prejuicios y tabúes, donde los adolescentes y jóvenes tengan accesibilidad a información, consejería y preservativos. Comprendiendo así lo fundamental del condón en sus prácticas sexuales.

La sexualidad es un aspecto natural de la vida. Es parte esencial y fundamental de la humanidad, por lo tanto abordar el tema como tabú contribuirá a que la vulnerabilidad de adolescentes y jóvenes de cara a las ITS y VIH, así como índices de embarazos a temprana edad, vayan en crecimiento. Por otro lado, se necesita también mayor interés de la clase política en ambos sectores, puesto que a mayor exclusión, mayor riesgo.


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